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La pandemia fue un momento de choque tan importante que cualquier realidad posterior a ella puede estudiarse con los efectos que dejaron el confinamiento, las restricciones, los problemas sanitarios y el distanciamiento social. Uno de los más repetidos es cómo ha afectado a nuestra salud ... mental, tanto al estado de la misma como a su valoración. Ahora hay más casos, pero también una mayor concienciación individual y social sobre la importancia de nuestro bienestar emocional. Uno de los indicadores que mide esta situación en el ámbito laboral es el número de bajas por trastornos mentales y comportamiento (apartado en el que se integran), que han crecido en La Rioja un 48,7% en los últimos tres años, hasta alcanzar el máximo. Se trata además, de una problemática que evidencia su propia brecha de género, ya que las mujeres asumen el doble que los hombres.
La Seguridad Social registró 1.859 bajas relacionadas con la salud mental en 2023 en La Rioja. Se trata de la cifra máxima de la serie histórica, que tuvo una progresión a la baja previa a la pandemia para registrar en 2020 su punto mínimo: 1.250 casos. Pese a todo, los datos en la región son bastante más moderados que en el conjunto del país. A nivel nacional se han duplicado desde 2017 (de 283.913 a 600.814), mientras que en este mismo periodo, en La Rioja el crecimiento ha sido del 10,4%. Además, la tasa regional es de 1,3% de bajas sobre la población ocupada (solo por encima de Castilla-La Mancha y Madrid), frente al 2,8% de la media nacional, en un listado que lidera Cataluña. La duración media de estas situaciones incapacidad temporal es de 102 días.
España es el país europeo con mayor exposición al estrés y la tensión laboral. «Hay numerosas evidencias científicas que apuntan a que el trabajo es una de las principales causas de enfermedad mental, sin embargo, pocas empresas lo abordan», expone Eva Fernández, secretaria de Salud Laboral de CCOOLa Rioja. Estrés, depresión, ansiedad, falta de autoestima y síndrome de 'burnout' (estar quemado) son los problemas más frecuentes.
«Pese a todo, existe una infravaloración», subraya por su parte José Blanco, secretario de Salud Laboral de UGT La Rioja, criticando que «la salud mental en el entorno laboral se está tratando casi a nivel de convenciencia». Aluden desde los sindicatos a la relevancia que se debe dar al nivel emocional, partiendo desde la prevención.
«Es importantísima una evaluación de los riesgos psicosociales de los puestos de trabajo, algo que llevamos tiempo demandando pero, aunque aparece en la normativa, se permite que muchas empresas lo pasen por alto», denuncia Blanco, mientras que Eva Fernández coincide en que «las evaluaciones que llegan a nuestra mano simplemente mencionan en una mínima exposición estos riesgos, cuando hay que analizar la carga de trabajo, las condiciones en las que se desarrollan las labores, la organización...».
José Blanco Ezquerro
Secretario de Salud Laboral de UGT
Eva Fernández Antón
Secretario de Salud Laboral de CC OO
Otra de las clásicas demandas sindicales es la valoración de los problemas de salud mental como enfermedad profesional, algo que no ocurre en nuestro país pese a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. «Ese reconocimiento conllevaría un mayor estudio de las causas de esa enfermedad profesional y que se tomasen medidas en determinados puesto», señala la secretaria de Salud Laboral de CCOO. «Es básico empezar por saber qué está pasando en un lugar de trabajo», comenta en la misma línea José Blanco.
Con todo, según explican los profesionales, una mayor concienciación de los trabajadores con respecto a su bienestar emocional también ha contribuido a este aumento en los registros.
Una de las cuestiones llamativas en esa estadística es la brecha de género existente, y es que las mujeres riojanas acumulan el doble de bajas (1.207) que los hombres (652). Una tasa de 1,81 casos por cada cien trabajadoras frente a un 0,86. «Existe una exposición desigual a los riesgos psicosociales y las mujeres tienen puestos y contextos más vulnerables a ellos», expone Eva Fernández.
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Los datos a nivel nacional, reflejan que el sector con más bajas relacionadas con la salud mental es el de actividades sanitarias y servicios sociales. Después, el comercio, las actividades administrativas y la hostelería. «Se trata de sectores feminizados», comenta el responsable de Salud Laboral de UGT, mientras que Eva Fernández alude a la «carga emocional de quien trabaja en contacto con otras personas y la exposición a la violencia verbal». En cuanto a franjas de edad, las diferencias son menores, ya que pese a aglutinarse en el mayor número de casos de 36 a 55 años, las tasas de bajas por trabajadores son similares, lideradas por aquellos entre 26 y 35 años (1,48%).
La precariedad laboral, que también incide más en las mujeres, es otro de los elementos de riesgo. Un informe reciente del Ministerio de Trabajo apunta a que «quienes sufren precariedad tiene una mayor prevalencia de salud mental», con un riesgo 2,5 mayor que quienes cuentan con una situación laboral más estable. Varios estudios inciden además en los efectos a largo plazo de esta inestabilidad laboral, que se ceba precisamente en la salud de los sectores de población más vulnerables.
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