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Sin freno y, quizás, en proceso de cronificarse. El Índice de Precios de Consumo (IPC) escaló hasta el 11,7% en julio en La Rioja, récord de los últimos 38 años puesto que para encontrar un valor similar hay que retrotraerse hasta septiembre de 1984, ... cuando se anotó una ratio del 12,5%. Es la tercera mayor subida por comunidades, tras las anotadas por Castilla-La Mancha (13,2%) y Castilla y León (12%) y supera la subida media del país, que llegó al 10,8%, también la más alta desde 1984. Además resulta preocupante el avance sin control de la inflación subyacente –elimina la evolución de los precios y de la energía, los más volátiles–, que alcanza ya el 6,7%.
Los datos publicados este viernes por el INE confirman que la presión que los precios ejercen sobre la economía regional está lejos de ceder. Al contrario, se acentúa: que el IPC general recortase una décima respecto a junio, gracias sobre todo a las rebajas de verano que abarataron el vestido y el calzado el 12,3%, es un pobre consuelo. Y esto es así porque la escalada interanual de los precios afecta a bienes y servicios de la cesta de la compra de primera necesidad. En especial, a la energía (luz, gas y combustibles), que acumula un aumento del 52,2% en los últimos doce meses.También han crecido a un ritmo de dos dígitos, los precios de la ropa (15,5%) y de los alimentos (12,9%).
Ahora bien, si este proceso inflacionista se abstrae de la energía, afectada sobremanera por el conflicto bélico en el Este de Europa, se comprueba que la inflación subyacente, esto es, lo que podría denominarse una inflación propia, específica de la comunidad, también ha sucumbido a los vaivenes, dejando de ser un problema acotado al coste de la luz para convertirse en una merma de poder adquisitivo en prácticamente todos los productos y servicios de los que se abastecen los riojanos en su vida cotidiana.
La mayor inseguridad es que su resolución puede ser más complicada: el fin de la invasión rusa sobre Ucrania bastaría para devolver la moderación a los precios energéticos, pero como estos han contagiado al resto de los productos y servicios, se ha generado un proceso inflacionista propio, más complicado, ya que puede persistir durante mayor tiempo.
Las subidas de tipos de interés (en septiembre está previsto otro medio punto) han encarecido el dinero con el fin de contener la inflación. Sin embargo, para constatar si tienen éxito habrá que ver la evolución de la inflación subyacente, que puede mantenerse enquistada durante los próximos meses o iniciar la desescalada.
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Los precios comenzaron a repuntar en La Rioja en agosto del año pasado impulsados fundamentalmente por el encarecimiento de la energía, con lo que el IPC medio anual cerró el ejercicio pasado en el 7% tras haber llegado a estar en negativo en algún momento de 2021, como fue el mes de febrero con un saldo del -0,2%.
Los precios de la energía y su impacto en la vivienda (27,1%) y los de los combustibles en el transporte (10,5%) fueron los responsables del aumento. Todos los epígrafes analizados por Estadística se encarecieron, excepto dos: la enseñanza (-3,6%) y las comunicaciones (-0,3%).
Y esta ha sido la tónica de los siete primeros meses de este año, aún más intensificada, que al cierre de julio marcó el 11,7%, inaudito en casi cuatro décadas.
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