Cuando Bahamontes visitó Cenicero y Logroño

Vivaracho y lenguaraz. No dudó en dejar las generales de lado para ganarse un pollo o un jamón por pasar el primero por un esprint especial. Era el ciclismo de fuerza y piernas venosas. No había desarrollos. Y él se lo recordaba a los jóvenes ciclistas que pueblan las carreteras los domingos. ¿Quieres probar a subir con este hierro? Y el bueno de Federico se partía de risa viéndolos sufrir o directamente bajarse de las bicis. Conquistó la cima del ciclismo a chepazos en 1959 y su estela de campeón la heredó Perico Delgado en 1988 hasta la llegada de un tal Indurain.

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Bahamontes visitó Logroño en 1960, invitado por los propietarios del bullicioso Bar Bilbao de la capital riojana. Allí estuvo el Águila de Toledo saludando a todo el mundo y firmando autógrafos. Un multitudinario paseo por la ciudad, una foto en El Espolón y una merienda en una bodega de Cenicero, donde disfrutó de lo lindo con los amigos y subido a la bicicleta de Cubillo. En 2015, con motivo de la celebración de L'Eroica, recordábamos en larioja.com su paso por La Rioja y él lo recordaba vivamente preguntándonos «¿Cómo están esos muchachos?». Hablar con él fue un placer.

Las fotos, cómo no, fantásticas, de otro gran aficionado al ciclismo como Teo Martínez.