Mariana Álvarez | Esposa y madre joven

«La ayuda de la familia ha sido fundamental»

«El primer mes fue un poco caótico», comenta Mariana. «Johan, mi marido, viene de una educación diferente, y ambos teníamos nuestras propias costumbres. Tuvimos que crear nuestra propia cultura y establecer nuestro hogar desde cero». A medida que llegaron Martina e Isabella, la dinámica cambió aún más. «Cada día nos enfrentamos a nuevos desafíos», añade. «Ahora aprendemos de ellas y, a la vez, de nosotros mismos: qué nos funciona y qué no. Con más tareas se requiere más responsabilidad, por lo tanto, hay que buscar más organización. Por eso uno de nosotros está en casa con las niñas en lugar de trabajar a jornada completa y tener que pagar a alguien para cuidarlas».

Mariana y Johan siempre tuvieron claro que querían optar por un piso propio a través de una hipoteca. «Desde antes de casarnos, nuestra idea era comprar, porque los alquileres iban subiendo y no queríamos estar tirando el dinero». Pero no fue tarea fácil. «Pusieron muchas pegas porque mi marido es autónomo, por no tener yo trabajo, por el tema de la entrada, o sea, realmente este piso ha sido posible porque hemos contado con ayuda de nuestros padres, a la hora de conseguir la entrada y a la de reformar», reflexiona.

Sin el apoyo de su familia, lograr la independencia habría sido casi imposible. «Si hubiera sido solo por nuestra cuenta, habría sido muy difícil, porque con un sueldo en casa o pagas el alquiler o ahorras, pero para las dos cosas no te da y menos con dos niñas». Aunque prefieren no depender demasiado de los abuelos, admite: «La ayuda de ellos ha sido fundamental; de lo contrario, el proceso habría sido mucho más complicado y largo».