Los aviones de Agoncillo, claves para controlar el incendio de Burgos y evitar que pasara a La Rioja

El incendio que comenzó el pasado jueves por la tarde en el municipio burgalés de Monterrubio de la Demanda permanece estabilizado y en nivel 0, aunque todavía con puntos activos y algunos focos que se reavivaron por la noche, por lo que no se puede dar por controlado. El perímetro de la zona afectada tiene unos 5 kilómetros, por lo que la superficie afectada podría llegar a las 140 hectáreas, la mayor parte zonas arboladas y tierras de pasto pertenecientes a territorio burgalés.

Los esfuerzos de la noche-madrugada del viernes se centraron, sobre todo, en evitar que las llamas alcanzasen a La Rioja y más concretamente la ermita de la Soledad, que quedó a dos kilómetros de las llamas. Una vez que se retiraron los medios aéreos, se trabajó sobre todo en el lado que progresaba hacia La Rioja, mientras que el lado izquierdo (hacia Barbadillo de Herreros) quedó estabilizado a última hora de la tarde.

El rápido despliegue de medios coordinado por la Junta de Castilla y León, con apoyo de efectivos de La Rioja (a última hora de la noche del jueves seguía desplazado un operativo de 40 profesionales) y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, contribuyó a la positiva evolución de la situación, que a última hora de la tarde del jueves empezó a estar dominada gracias a las numerosas pasadas de los dos aviones de carga en tierra con base en Agoncillo (ACT) y tres helicópteros con cesta, que cargaban en una charca de la cercana pedanía de Bezares y en el pantano riojano de Mansilla.

Aunque sin confirmación oficial, el fuego pudo iniciarse por un negligente uso de una máquina de desbroce. En La Rioja obligó a desalojar a los vecinos de Canales que se encontraban en la ermita de La Soledad y, en el municipio de Monterrubio de la Demanda creó momentos de gran nerviosismo al quedar las llamas a 200 metros.

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