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El 12 de noviembre del año 2017 Marta Serrahima Ezquerro (Logroño) y Raquel Mendizábal Pascual (Autol) emprendieron una aventura que las llevó a recorrer buena parte de Sudamérica durante un año y una semana. Una experiencia única, inolvidable en la que han disfrutado de la naturaleza y han demostrado una gran fortaleza y afán de superación. Lograron solventar numerosas dificultades y demostraron con entereza que todo es posible.
Estas dos jóvenes, amigas desde la infancia, tienen 25 años y regresaron el 18 de noviembre. Marta estudiaba Ingeniería Mecánica en la Universidad Pública de Navarra y tenía el objetivo de irse por lo que comenzó a ahorrar. Habló con su mejor amiga, Raquel (auxiliar de enfermería), a la que conocía del pueblo de su madre, Autol.
De la noche a la mañana buscaron un vuelo en la web Sky Scanner de España a Sudamérica. Les daba igual el lugar. El 12 de noviembre viajaron de Barcelona a Buenos Aires. Allí estuvieron tres días, otros cuatro en las cataratas de Iguazú y después fueron a Rosario.
A continuación recorrieron la costa de Uruguay durante un mes casi hasta Brasil. Se trasladaban haciendo autostop, 'mochileando' como ellas dicen y dormían en campings.
Tomaron un vuelo de Montevideo a Santiago de Chile y de allí fueron a Pucón donde encontraron trabajo en un restaurante vegano. Aprendieron este tipo de cocina y alimentación, también acroyoga (combinación de yoga, posturas acrobáticas y masaje tailandés). Esto, unido a que no compraban carne durante el viaje, les llevó a dejar de consumir este alimento desde agosto.
Pudieron ahorrar durante dos meses y medio para seguir su aventura un mes por la Patagonia chilena, unos 2.000 kilómetros a dedo y con tienda de campaña. «Fue una experiencia increíble porque las vistas eran maravillosas y dura. Solo tuvimos tres días de sol y era todo el día 'trekking' (senderismo). Comíamos a base de avena y dátiles», explican.
Terminaron su recorrido por la Patagonia a finales de marzo y Raquel tuvo que tomar la decisión de pedir una excedencia en su trabajo o regresar. Optó por quedarse.
Volvieron a Pucón, luego a Santiago y Valparaiso y acudieron al norte de Chile, al desierto de Atacama, el más árido del mundo. En la ciudad de San Pedro de Atacama estuvieron una semana realizando excursiones, repartiendo curriculums y cocinando comida que vendían en la calle y les servía para pagar el hostal donde pernoctaban. Al final encontraron trabajo en un establecimiento hostelero (Raquel como camarera y Marta de recepcionista). Marta estuvo cuatro meses y Raquel dos porque en junio y julio visitó Perú y Bolivia, países que su compañera de viaje conocía.
Se reencontraron en Huaráz (Perú) en agosto donde estuvieron tres semanas. Raquel aprovechó para hacer alta montaña subiendo varios cincomiles y escalando. Siguieron por Ecuador en septiembre (costa, Andes y selva) y pasaron a Colombia, recorriendo todo el país menos Bogotá en un mes y tres semanas.
«Hemos recorrido toda la cordillera andina desde el faro más al sur del continente, en Chile, hasta el faro más al norte, en Colombia», comentan. El 18 de noviembre regresaron a España pero aún viajaron por Granada y Madrid antes de llegar a La Rioja donde tienen como objetivo ahorrar para poder continuar su experiencia por América.
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