Ocho de cada diez universitarios reconocen haberse autolesionado alguna vez, según el presidente de la Sociedad Internacional de Autolesión Fotolia

Autolesiones: heridas invisibles en los jóvenes

El 17,20% de los niños y jóvenes de entre 10 y 17 años tienen conductas de autolesión no suicida, según el experto de UNIR, Juan Faura

Sara Zarzoso

Logroño

Domingo, 21 de mayo 2023, 02:00

¿Qué por qué empecé a autolesionarme? Pues no lo sé. En mi caso, creo que fue porque una vez me hice daño sin querer y eso consiguió que me evadiese de alguna forma», cuenta Lucía (nombre ficticio), de 19 años. «Con el tiempo empecé ... a hacerlo de forma instintiva. Si estaba mal, aunque fuese por una tontería, recaía. A veces simplemente sentía que me lo merecía», afirma.

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Con el tiempo, Lucía dejó de hacerlo. Llevar las camisetas de manga larga durante el invierno le resultaba sencillo, pero llegado el verano la situación se volvía una batalla constante. El miedo por que le viesen las cicatrices, por que la gente no lo aceptase o por que sus padres la castigasen empezó a tener su efecto. «Salí porque no me quedaba otra: si alguien me veía los brazos sabía que me iba a empezar a afectar en otros ámbitos. Fue más la presión por cagarla que otra cosa».

Tres años después, Lucía no siente miedo al hablar del tema. Lo considera parte de su pasado. «En su día, al hacerlo, me suponía una liberación, estaba más tranquila. El dolor físico se aguantaba mejor que el mental», explica. Ahora, gracias a la terapia, al tiempo y al apoyo de sus seres queridos –y aunque reconoce que a veces piensa en ello– ha logrado seguir adelante.

«Esto es algo de lo que se puede salir, con métodos más eficaces que te van a hacer vivir en paz contigo mismo»

Juan Faura

Psicólogo y profesor de UNIR

Las autolesiones en datos

Tristemente, su testimonio no es un caso aislado. Según el presidente de la Sociedad Internacional de Autolesión y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Juan Faura, «el 17,20% de los niños y jóvenes con edades entre 10 y 17 años realizan conductas de autolesión no suicida». Además, aún más preocupante es la siguiente cifra: «El 80% de los universitarios declaran haberse autolesionado alguna vez en la vida».

No obstante, para Faura no hay constancia real de que estos datos se hayan multiplicado en los últimos años. Es más, para él, que ahora haya más casos que antes «puede significar, simplemente, que antes no se contabilizaban o que ahora hay más centros con unidades especializadas y más números a los que poder llamar en caso de emergencia».

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Por desgracia, para los familiares y amigos de aquellos que se autolesionan resulta complicado encontrar señales. Esto se explica, en parte, porque «no hay un perfil concreto» y, porque a no ser que haya heridas visibles, los otros signos de alarma como «los cambios de humor, la tristeza o la irascibilidad son emociones típicas de adolescentes», añade Faura.

Aunque hay factores de riesgo que pueden provocar que una persona se autolesione, como puede ser el acoso escolar, el porcentaje de jóvenes que se hace daño y que además tienen un problema grave de salud mental es, en opinión de Faura, muy pequeño. «Que muchas personas piensen en el suicidio no significa que quieran o tengan intención de acabar con su vida», afirma.

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Llegados a este punto, Faura coincide con Lucía: «A través de una autolesión se consiguen regular y aliviar ciertas emociones. Emociones que, por cierto, suelen ser insoportables». Pero para el psicólogo, este discurso es engañoso «porque, aunque se consigue mitigar momentáneamente la emoción, esta no se ha tratado ni solucionado, y cuando vuelve, lo hace siempre más fuerte». Y precisamente ahí es cuando se entra en un círculo vicioso al que se habitúa la persona.

Proyecto de UNIR

Con el fin de revertir y prevenir esta situación, UNIR lleva tiempo trabajando en un proyecto de bienestar emocional dentro del vicerrectorado de Desarrollo e Impacto Económico y Social. Un proyecto que aborda –desde una perspectiva de investigación aplicada al estudio y propuesta de intervenciones–problemas como son el bullying, las adicciones, los suicidios o las autolesiones.

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Si estás leyendo esto porque estás sufriendo, «no eres la única persona a la que le sucede. Aparte de los muchos recursos que se pueden conseguir, puedes contárselo a tus padres o amigos. Esto es algo de lo que relativamente se puede salir, con métodos mucho más eficaces que te van a hacer vivir en paz contigo mismo, porque la vida merece ser vivida. Por ello, me gustaría poder ayudarte. Pero antes necesito que me cuentes a mí, a otro psicólogo o a tus seres queridos en qué situación emocional te encuentras», concluye Faura.

  1. Entrevista Teléfono de la Esperanza

    «El perfil de quien llama es el de una persona que sufre en soledad»

Susana Pérez, trabajadora social y voluntaria del Teléfono de la Esperanza (914 590 055), destaca que «han aumentado considerablemente las llamadas de contenido suicida en todas las franjas de edad».

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¿Cuál es la misión principal del Teléfono de la Esperanza y cómo ha evolucionado a lo largo de los años?

Atender a las personas en situación de crisis y fomentar la salud emocional de la población. La esencia del Teléfono de la Esperanza sigue siendo la misma, se ha evolucionado ampliando los modos de atención a las personas, adaptándolas a las nuevas realidades: atenciones online, correo electrónico, chat, etc.

¿Cuáles son los principales servicios que ofrecen?

Atención telefónica 24/7, acompañamiento profesional, cursos, talleres y grupos para tratar diferentes crisis emocionales, campañas de sensibilización, prevención y promoción de la salud emocional, formación del voluntariado y trabajo en red.

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¿¿Cuál es el perfil de las personas que buscan ayuda a través del Teléfono de la Esperanza? ¿Ha habido algún cambio significativo en los últimos años en cuanto a las problemáticas más comunes?

El perfil del llamante es una persona que está sufriendo y viviendo ese sufrimiento en soledad. Las problemáticas más comunes continúan siendo problemas de comunicación, soledad, y dificultades en las relaciones interpersonales. En los últimos años se han incrementado el número de jóvenes que demandan ayuda y se han incrementado considerablemente las llamadas de contenido suicida en todas las franjas de edad.

La edad de los menores que se autolesionan va en descenso, ¿se debe al uso «ilimitado» de la tecnología?

La vivencia de soledad en los menores y el malestar emocional se va incrementando. Las autolesiones son el medio que encuentran para minimizar, canalizar ese dolor. Los factores que intervienen para que esta conducta se produzca son múltiples. Uno de ellos puede ser el uso de la tecnología a edades cada vez más tempranas, sin supervisión, sin filtros ni interpretación adulta, lo que contribuye negativamente al desarrollo social y emocional de los menores. Estos van reduciendo sus espacios sociales, comunicativos y de referencia tradicionales por pantallas y personas on-line, sintiéndose cada vez más solos y desorientados en etapas donde estar acompañado es necesario y forma parte del desarrollo sano. Los estamos dejando solos.

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¿Qué tipo de capacitación reciben los empleados y voluntarios del Teléfono de la Esperanza? ¿Cómo se preparan para brindar apoyo emocional a las personas en situaciones de crisis?

El Teléfono de la Esperanza es una entidad de voluntariado principalmente. La atención que ofrece es profesionalizada y de calidad y para ellos es necesaria una formación, obligatoria y continuada, con un período de trabajo personal y otro de capacitación técnica que duran alrededor de años y medio y una tutorización y formación continuada mientras se realiza la colaboración voluntaria.

¿Cuál es el proceso de seguimiento y apoyo a largo plazo para las personas que buscan ayuda a través del Teléfono de la Esperanza?

El Teléfono de la Esperanza realiza procesos de intervención en crisis, de duración determinada y no muy extensa en el tiempo. El tiempo necesario para que la persona pueda estabilizarse emocionalmente o ser derivada, acompañada, sostenida y acogida por otras entidades o servicios. El trabajo en red permite utilizar los servicios de forma más eficiente y dar una mejor respuesta a las personas en situación de crisis.

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¿Cuáles son los desafíos más importantes a los que se enfrenta el Teléfono de la Esperanza en la actualidad y cuáles son sus planes para el futuro?

Seguir trabajando por dar visibilidad y cobertura al sufrimiento humano y fomentar relaciones y espacios sanos y seguros, como forma adecuada de crecer y desarrollarse en sociedad.

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