la rioja
Logroño
Domingo, 17 de junio 2018
Fueron otros los ganadores, pero Daniel Guerrero y su hija Isabel fueron los campeones del II Triatlón que se celebró ayer en Logroño. Tras nadar 1,9 km y correr 90 en la bici, Daniel corrió el tramo de 21 km llevando a ... su hija de cuatro años en el carrito. El objetivo: visibilizar el cáncer infantil y recaudar fondos para luchar contra esta terrible enfermedad.
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Daniel y su hija llegaron a la meta entre lágrimas de emoción, lágrimas que contagiaron a los que les allí les aguardaban con muchísima emoción. Eran las nueve de la noche y Daniel estaba agotado, habían sido siete horas de prueba. No importaba, el objetivo estaba cumplido.
No es su primera carrera. Daniel y su familia llevan varios años participando en iniciativas que ayudan a recaudar fondos para la investigación. «Organizamos muchas actividades, conciertos... pero también participamos en eventos deportivos para que se visualice el cáncer infantil. De hecho acabamos de regresar de la 'Titandesert 2018', que son 600 kilómetros atravesando el desierto en bici, y el día 1 de julio tenemos la Pilgrim Race 2018, de Madrid a Santiago en siete etapas en bici».
«Isa y yo hemos corrido la Maratón de Madrid dos veces, la Maratón de Valencia, varias medias maratones y todas las carreras benéficas 10k de la Comunidad de Madrid», nos explica Daniel. «De esta prueba de Logroño nos informaron unos amigos, así que aquí nos presentamos. También vino con nosotros y participó en la prueba Alejandro Santamaría, mi entrenador, que quedó en segundo lugar».
«En Logroño hemos conocido a gente maravillosa, especialmente me gustaría agradecer a la asociación FARO, que nos ha donado 10.000 euros para la Fundación Cris, una entidad que se dedica a investigación y que lleva ya recaudados con este tipo de iniciativas más de once millones de euros en siete años«.
Isabel está curada de un tipo de leucemia, con poco porcentaje de supervivencia. Fue diagnosticada de leucemia mieloblástica aguda el 6 de marzo de 2014, con siete meses de edad. Es una enfermedad de la sangre muy grave, rara en bebés, con porcentajes de salvación del 45%. Tras dos primeros ciclos intensos de quimioterapia agresiva se consiguió la remisión completa. Recibió un trasplante de médula ósea de su padre el día 23 de junio de 2014, en «la mágica noche de San Juan».
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Ahora la niña está bien, «lleva una vida normal, va a la guardería y es una niña alegre, inquieta, sociable y muy feliz y acude a revisiones cada mes y medio para controlar que la enfermedad no vuelva a aparecer».
Daniel y su familia crearon Isabelados, un movimiento que nació en el Hospital la Paz, durante los meses más duros del tratamiento, cuando la niña estaba aislada.
Desde que nació él decía que estaba enamorado de su hija, estaba 'isabelado', así que en esos días tan duros, pidió a todos sus amigos que le enviaran fotos de los sitios a los que viajaban con el cartel «Isabelados» para mandar ánimos y alimentar la ilusión de llevar a Isabel a todos esos lugares cuando se curase. Pronto, empezaron a recibir fotos de amigos, de conocidos, de amigos de amigos y de gente que no conocían. Eso les dio la fuerza y aquel fue el comienzo de una lucha familiar por el cáncer infantil y un no parar en conseguir fondos para la investigación.
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Isabel ha tenido mucha suerte y actualmente está bien, pero su familia quiere seguir luchando para contribuir a la recaudación para investigación del cáncer infantil a través de distintas iniciativas. Todo lo recaudado se destina al proyecto Lydia de la Fundación Cris contra el cáncer.
Coordinada por Antonio Pérez Martínez, esta unidad pretende dar un paso al frente en el tratamiento de los cánceres infantiles y crear un equipo de trabajo multidisciplinar e integrado que combine la investigación puntera, los ensayos clínicos y las terapias más avanzadas. Médicos, investigadores, enfermería, genetistas, inmunólogos colaborarán, se unirán para tratar de forma cada vez más personalizada los casos más difíciles de cáncer infantil.
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Su objetivo es, además de mejorar las terapias actuales de los cánceres infantile, permitir la investigación in situ, el desarrollo de terapias innovadoras mediante ensayos clínicos, y una práctica clínica cada vez más personalizada y única para cada paciente.
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