«Asentarse o trabajar en pueblos supone una forma de combatir la despoblación»

Se apuntó a la «única» plaza que estaba destinada para el alumnado que cursa esta carrera y empezó a desempeñar su actividad profesional en el Ayuntamiento de Cirueña. En él dedica la mayor parte de su tiempo a investigar sobre la historia de este pequeño municipio, que tan solo cuenta con 197 habitantes censados. «Presto especial atención a los fueros y al monasterio de San Andrés y cuando acabo, como, paso la tarde, me doy un paseo... Noto la diferencia de trabajar o de hacer prácticas en entornos urbanizados más grandes y masificados en la cercanía de las personas», asegura. «El pueblo parece una gran familia y me siento muy feliz de poder formar parte de ella durante este verano», explica este joven najerino antes de resaltar «la tranquilidad que te da poder estar rodeado del campo con sus viñas, terruños...».

En su caso, las prácticas le han aportado «otra perspectiva» sobre el gran problema de la despoblación. «Conocer pueblos como Cirueña, que tratan de lidiar con este problema año tras año, me ha sensibilizado todavía más», afirma antes de añadir que «asentarse o trabajar en pueblos de este tipo suponen una forma de combatir la despoblación».

Esta experiencia también le ha ayudado a «valorar más el entorno rural y a aprender que la magia y lo bonito está en lo sencillo, porque no solo se pueden hacer planes en las ciudades». En este sentido, apunta que «no solo se pueden hacer planes en los grandes centros comerciales o en sitios grandes, porque los pueblos cuentan con asociaciones, agrupaciones de vecinos y amigos que unen fuerzas para proponer actividades que hacen que más personas se acerquen a la localidad para pasar un buen rato», destaca este joven estudiante de Lengua y Literatura de la UR.