A veces, las fronteras no están claras, aunque a menudo no seamos conscientes de ello. Si, por ejemplo, transitamos en línea recta de Villaseca de Rioja a Cellorigo, inevitablemente pasaremos por Burgos sin superar los Obarenes, ya que atravesaremos el término Sajuela que, como ... el vecino El Ternero, pertenece a Miranda de Ebro. O si sobrepasamos la cima del San Lorenzo, siempre atribuido en solitario a Ezcaray, podemos pisar Villavelayo, pues a este pueblo pertenece la cara sureste. Casi más insólito hubiera sido el caso de Arrúbal, donde, para acudir a la aldea San Martín de Berberana, que, a pesar de encontrarse en su término municipal, pertenece a Agoncillo, hasta hace no mucho hubiera habido que pisar Navarra sin cruzar el Ebro, que a menudo en la ribera navarro-riojana ejerce de frontera.
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Elena Camacho, jefa del Servicio de Delimitaciones Territoriales del Instituto Geográfico Nacional (IGN), ha realizado un estudio topográfico que concreta límites que antes oscilaban entre los 40 o 60 metros, reduciéndolos a apenas 15. Desde 2014 el IGN ha resuelto 28 discrepancias, entre ellas la de un terreno de Agoncillo y Arrúbal que reclamó Mendavia. Años atrás la vecina localidad navarra reclamó como suyos 315.000 metros cuadrados más allá del Ebro donde se encuentra la depuradora de aguas de Arrúbal, Agoncillo y el polígono industrial El Sequero.
En 2018 la Audiencia Nacional otorgó la razón al Ayuntamiento de Mendavia después de una disputa judicial alargada durante casi diez años, si bien la 'pelea' por la jurisdicción se dilató décadas. En 1822 las Cortes de Cádiz aprobaron la creación de la provincia de Logroño, entonces perteneciente a Castilla la Vieja, y albergando Rioja Alavesa, la Riojilla Burgalesa, Tierras Alta de Soria y parte de Navarra, como Viana, empleando accidentes geográficos como fronteras, tales como las sierras de Cantabria, Demanda y Cebollera, así como el río Ebro.
El conflicto entre Mendavia, que siempre ha pertenecido a Navarra, y Agoncillo y Arrúbal se retrotrae a cuando el último aún pertenecía al segundo, pues se independizó en 1953. Mendavia realizó un acta de deslinde en 1924 reclamando para sí un terreno más allá de la frontera del Ebro en un acto jurídico al que no acudió Agoncillo, por lo que la localidad riojana no le otorgaba validez, basándose en un acta anterior, de 1871, para mantener la propiedad de la tierra.
El motivo por el cual Mendavia reclamaba ese terreno puede deberse a que el río se haya movido con el paso de los años, y con él la frontera entre Navarra y La Rioja en esa parte, otorgando a nuestra región un terreno en la que no solo no hay cultivo sino que es inundable. Las lenguas de áridos y los depósitos de sedimentos son habituales en los meandros que el Ebro dibuja en esa zona. En Mendavia inició el proceso de reclamación un concejal de IU, Ángel Martínez Romera, que ya no forma parte de la Corporación municipal navarra.
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Una orden del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de 2016 dio la razón a Mendavia, pero el Ministerio de Política Territorial y Función Pública anuló aquella sentencia en 2020 tras un proceso contencioso administrativo por no haber valorado la documentación aportada por el Ayuntamiento de Arrúbal, en la que advierte de que «la línea límite jurisdiccional que debe haber entre los términos municipales de Mendavia y Arrúbal es el eje actual de las aguas corrientes del río Ebro».
«El terreno sigue perteneciendo a Arrúbal y a La Rioja, y es propiedad del Grupo Sindical de Colonización 24 que compró el pueblo para su independencia en 1953. Tendría que salir a licitación, subastarlo y adjudicarlo, repartiendo lo que se obtenga a los herederos, pues los porcentajes han ido pasando de padres a hijos», explica el alcalde de Arrúbal, Rubén Sancho. Aquel conflicto entre dos localidades vecinas bien avenidas, a las que antaño unía una barca que cruzaba el Ebro, ya está prácticamente olvidado. Y tampoco conducía a nada. «Son terrenos baldíos, sotos inundables. Hubo el litigio con Mendavia pero al final se quedó en nada», afirma Rubén Sancho. La pérdida también hubiera afectado a Agoncillo, pues hasta allí llega su término municipal, aunque la alcaldesa se enteró por este medio de que el terreno seguía siendo suyo. «Es un trozo pequeño que sabemos que está ahí y lo dábamos por perdido, aunque tampoco se ha hecho nada, así que no supuso ni un disgusto ni nada», confiesa Encarna Fuertes, alcaldesa de Agoncillo
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