Arenzana de Abajo

La mirada puesta en el futuro

Una de estas nuevas vecinas es Haizea de Dios, que vivía en Nájera con su familia y, a raíz de la pandemia, decidió trasladarse a Arenzana de Abajo. «Pasamos un año malísimo, somos cinco en la familia, y en un piso de 90 metros cuadrados casi nos volvemos locos», cuenta Haizea sobre el confinamiento. El cambio de aires a Arenzana fue para mejor, «ahora tengo más vida social aquí que cuando vivía en Nájera», afirma. A veces se puede pensar que estos cambios afectan más a los niños, en el caso de las hijas de Haizea no ha sido así. «Vienen aquí al cole y están encantadas», explica y añade que «gracias al comedor se pueden quedar cuando lo necesitamos».

La atención médica es otro de los servicios que se ha mejorado y que destaca Haizea: «Tenemos médico todos los días». Julio Francia añade que «se hacen extracciones dos veces al mes, y eso a la gente mayor le ha dado mucha tranquilidad». Esto no solo ha servido de incentivo para que más personas se instalen en Arenzana de Abajo, sino que también es una ventaja para vecinos de pueblos cercanos.

Escuelas, médico, farmacia, tienda, instalaciones deportivas... Servicios básicos para un pueblo del tamaño de Arenzana que hacen que, como asegura Haizea, «aquí se viva muy bien».