«Las áreas de mejora en comunicación de este Gobierno son numerosas y diversas»

–Usted asumió este verano de manera sobrevenida la portavocía del Gobierno, una competencia que añadió a su cargo como consejera de Salud. ¿Debe entenderse este encargo como una asunción de cierto fracaso en la gestión anterior a su llegada al puesto?

–Cuando la presidenta me pide que me haga cargo de la portavocía, entendí que el principal objetivo era lanzar un mensaje más político, tener una voz directa desde el Consejo de Gobierno, una comunicación más coral... La pandemia nos había llevado a una tensión importante de trabajo y a una manera de contar las cosas con mayor contenido político y con una conexión directa sobre lo que el Consejo reflexiona y discute.

–¿Y cómo ha notado el administrado que esto funciona mejor, que la coordinación del Gobierno fluye, que las cosas van en el sentido correcto y las disfunciones son cosas del pasado?

–Nosotros consideramos en el Consejo de Gobierno que el trabajo en equipo es absolutamente imprescindible. No concebimos que cada área del Gobierno se quede en su rincón, gestionando en solitario las materias de su competencia. La transversalidad es imprescindible para acortar tiempos, ganar en eficiencia y trabajar más rápido. Es un nuevo enfoque. ¿Que cómo lo nota el administrado? Bueno, yo creo que puede ver que ha llegado la época de vendimias y hemos trabajado desde el Gobierno coordinadamente, ha llegado la apertura del curso y también hemos trabajado coordinadamente, cada vez que hay una situación nueva en la lucha contra la pandemia la Consejería de Salud se pone a disposición del resto de áreas del Gobierno... Yo creo que estos grados de mejora de la coordinación hacen que el administrado vea una reacción más rápida y más eficiente.

–Sin embargo, estos mismos días acabamos de asistir a una nueva disfunción: un alto cargo del Gobierno, el director de la Oficina de Retorno, que decide renunciar a su puesto, no rinde cuentas de su trabajo, lo anuncia a través de a una red social, nadie lo comunica desde el Gobierno... ¿Hasta qué punto esa conducta obedece al tipo de anomalías del pasado más reciente que están pendientes de corregirse?

–Las áreas de mejora en el ámbito de la comunicación de este Gobierno son numerosas y son diversas. Eso es indudable. Ante el hecho de que un director general tome una decisión privada y personal, la de renunciar a su responsabilidad política, no nos queda otro remedio que respetarlo y dar las gracias por los servicios prestados. Pero si el Gobierno tiene que hacer más esfuerzos por comunicar mejor políticamente estas decisiones o también otras, indudablemente lo haremos.

–Y en este caso concreto, ¿hay algún tipo de malestar del Gobierno por el modo en que se ha conocido la noticia?

–Bueno, malestar... Vivimos en un mundo donde las redes sociales hacen que todos tengamos información en tiempo real y a veces se confunden los canales públicos con los privados. Todo lo que sirva como materia de reflexión nos llevará a mejorar. Yo considero que es muy importante saber cómo se llega a un cargo y también cómo se va de él. Porque todos los que accedemos a una responsabilidad, la primera certeza que tenemos es que será temporal y habrá que dejarlo algún día. Es bueno que la clase política reflexione sobre estas cuestiones. Cómo hacer bien las cosas cuando te toque irte de un cargo.

–¿No le parece que este caso sirve para ilustrar la sensación tan extendida de que esa Consejería, la de Participación, va por libre dentro del Gobierno?

–Bueno, las sensaciones son particulares. Eso entra dentro del terreno de la percepción, que es muy subjetivo. Yo me siento en el Consejo de Gobierno con la consejera a la que usted hace referencia y en todas las decisiones y las reflexiones sobre los asuntos que allí se discuten participa como un miembro más del Consejo, en términos de coordinación. Como uno más. En ese trabajo interno no percibo ninguna disfunción.

–Tanto usted como la presidenta, en distintas declaraciones públicas, han desmentido esa teoría tan generalizada de que la abrupta salida de un grupo de consejeros, Francisco Ocón entre ellos, no va a suponer merma en la coordinación entre el Gobierno, el Grupo Parlamentario y el partido. Pero lo que hemos visto en los últimos plenos lleva a pensar en lo contrario, en cierta beligerancia. ¿De verdad nadie teme en el Gobierno que ahí resida el germen de una disfunción en la gestión?

–Las principales ocupaciones del Gobierno se centran en tres grandes pilares. El primero, detener y controlar la pandemia. Salvar vidas, cuidar la salud de los riojanos. El segundo, no perder el tono en la economía ni en el empleo, no dejar a nadie atrás. Y en tercer lugar, cumplir fielmente el acuerdo de Gobierno y la tarea que nos encomendaron los riojanos cuando votaron cambio. Soy muy partidaria de centrarnos en nuestro trabajo evitando ruidos innecesarios y evitando dispersión. Evitando que nos desorientemos de lo que hemos venido a hacer, que era implantar un nuevo modelo político en La Rioja. Pero luego nos cayó encima la pandemia. No veníamos a esto pero nos ha tocado resolverlo. Y esta es la importantísima tarea que tiene este Gobierno. Yo entiendo que cuando las personas cambian de responsabilidad y se reorganizan y vuelven a otras competencias, hay un periodo de ajuste y de reajuste. Eso es lógico. A todos nos cuesta a veces encontrar nuestro espacio y nuestros ámbitos de competencia. Entiendo que las organizaciones, como nuestro Gobierno y nuestro partido, tienen esos momentos de encaje. Es en lo que estamos. Pero el Gobierno está ocupado y preocupado con lo que tiene que preocuparse.

–¿Y este no es un motivo de preocupación, no es una de sus prioridades el encaje de la acción del Gobierno con la del partido y el grupo parlamentario?

–Sí, sin lugar a dudas. Pero estamos más en una fase de ajuste que de temor. Porque nuestro temor se dirige a tener controlada la pandemia en el menor tiempo posible, a controlar nuestros parámetros, salir del atolladero en que el virus nos ha metido. Esos son mis temores. Lo otro es ocupación. Hacer que el Gobierno y el Parlamento encuentren esa dinámica que ustedes citan es una responsabilidad que la presidenta ha conferido al consejero Pablo Rubio. Es quien dirige la orquesta, las acciones coordinadas entre el Gobierno y la vida parlamentaria. Es una persona absolutamente experimentada, que ha sido lo uno y lo otro además en momentos distintos de nuestra historia política, alguien con una maravillosa mano izquierda y una gran cintura política. La presidenta ha encargado esa política al mejor perfil que tenemos. Y confío en que esta fase de ajuste y reajuste nos va a permitir no despistarnos de lo que hemos venido a hacer.

–En el último pleno del Parlamento se aprobó por unanimidad una reasignación de espacios en la sede del Palacio de los Chapiteles contraria a las instrucciones recientes del Gobierno para que los ocupara casi en solitario la Consejería de Participación, en detrimento del IER. ¿Cuándo y cómo volverá el IER a tener su sitio? Y también se aprobó en ese pleno retirar a esa Consejería las competencias de transparencia. ¿Cuándo lo va a ver el administrado?

–¿A cuál de las dos cosas se refieren?

–A las dos.

–Es que quizá el debate sobre el IER ni siquiera es sobre el proyecto. Sólo se refiere a los espacios. A veces hay que poner lógica y templanza en las cosas. Y a veces hacemos un ruido innecesario con cosas que, me va a perdonar, yo entiendo que no la tienen. La comunicación humana es de las cosas más complicadas que afrontamos en nuestro quehacer diario. Uno comunica algo con una intención, la otra parte no lo interpreta bien... Y a veces hay tanto ruido que desgraciadamente el mensaje se pierde. O se desvirtúa por el camino. En el caso de la reasignación de espacios en ese edificio, yo creo que no hay tanta discrepancia. Porque insisto en que no estamos hablando sobre el proyecto de fondo o de la importancia del IER, su papel clave para la cultura de La Rioja. Hablamos sólo de metros cuadrados. Y creo que todo va a volver a la calma.

–Y las competencias de transparencia, ¿emigrarán de nuevo a otra Consejería?

–Son competencias cuya distribución corresponde a la presidenta. Pero hasta donde yo sé, este asunto no está ahora en la agenda.

–Una última pregunta. Usted sostiene que hasta Navidad se mantendrán las obligaciones en materia de distancia física y hábitos sociales que rigen ahora. Que nos comeremos las uvas con mascarilla. ¿También cree que por Navidad habrá buenas noticias del Consejo de Gobierno? ¿Desaparecerán todas esas disfunciones y habrá noticias de un protagonismo público y una actividad superiores de todos esos consejeros que ahora mismo están en un segundo plano, de cuyas iniciativas nada sabe la ciudadanía?

–(Unos segundos de pausa). Sí. (Sonrisa abierta mirando a su interlocutor muy firme).