«Nos metieron en la cárcel porque sobrábamos en La Rioja», así lo ha explicado Ángel Arcéiz, en la segunda sesión de juicio que se sigue contra él y otros cinco acusados en la Audiencia Provincial de Logroño por una presunta trama de empresas ... ficticias. El principal imputado se ha mostrado este martes como víctima de un «boicot absoluto» para que dejaran de construir en esta comunidad.
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Durante su declaración, con la que ha arrancado la sesión, ha defendido su inocencia y ha asegurado que las sociedades que él tenía domiciliadas en La Rioja «tenían actividad, pero ¿qué barbaridad es esta de que no tenían actividad?». De hecho, en la época de la burbuja inmobiliaria «llegamos a construir en esta tierra más de 2.000 viviendas, ¿sabe lo que son 2.000 viviendas?», ha cuestionado al fiscal.
Se ha referido a que la actividad de sus sociedades era la construcción, no la promoción, y, por ejemplo, en Cuzcurrita levantó 250 viviendas y dio empleo a más de 400 personas, pero también construyó en Haro, Ezcaray, Zarratón, Cihuri, Villamediana de Iregua y «prácticamente en toda La Rioja», ha detallado.
Ha reconocido que dio «auténticos pelotazos» uno de ellos en Ezcaray y otro en Haro. En este último compró un solar por 228.840 euros en una calle «mala» y Tinsa y el Gobierno de La Rioja lo tasaron en tres millones de euros y medio año después de adquirirlo, lo vendió un por un millón o millón y medio de euros.
Una frenética actividad que, de acuerdo con su versión no todos veían con buenos ojos hasta que «nos quitaron todo y nos metieron en la cárcel porque sobrábamos, dejaron abandonadas a mis hijas de diez años» ha dicho entre lagrimas. Su mujer, también imputada en esta causa pero que en la actualidad se encuentra en paradero desconocido, puso salir de prisión porque tenía pasaporte diplomático.
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En su relato atropellado de los hechos, ha explicado que «le condenaron por accidente laboral, por una escalera mal colocada. Se mató un trabajador, empleado en una empresa contratada, y yo estaba a 10.000 kilómetros y me imputan a mí, como si yo hubiera empujado a este señor».
Ante este «boicot» en el 2007 «desistimos de La Rioja porque cada dos por tres venían a detenernos por tonterías». En este tiempo ha explicado que tuvo que llevar escolta porque «sufrió un atentado» y fue este el motivo por el que «nos marchamos». Ha reiterado que durante tres años estuvo compareciendo en los juzgados cada quince días porque sólo quería que ese celebrara ya este juicio y cuando regresó de Costa Rica fue por voluntad propia. «Decidí venir yo, no me trajo nadie», ha matizado.
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En cuanto a la sociedad Everforever, comprada a otros de los imputados, el bautizado como ideólogo de sociedades de la Gürtel y Nóos, Ramón Cerdá Sanjuán, ha explicado que la adquirió en Internet «como todas» de un listado de sociedades disponibles. No conocía entonces a Cerdá, con quien ha detallado que coincidió el otro día por primera vez en el centro penitenciario de Burgos.
Ángel Arcéiz Sánchez, quien se enfrenta a 24 años y medio de cárcel y seis millones de euros de multa por nueve presuntos delitos contra la hacienda pública, uno de cohecho y otro de blanqueo de capitales, así como a una indemnización a la Hacienda Pública por las cuotas defraudadas al eludir el pago del IRPF del 2004 al 2007, y por no abonar el IVA y el Impuesto de Sociedades a través de dos mercantiles radicadas en Logroño.
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