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No hace mucho tiempo una persona caía en la maraña de la ludopatía tras siete años de intensa actividad. Ahora no. Con las nuevas formas de juego -salones de apuestas que proliferan en cada esquina y la invisibilidad y facilidad que ofrece Internet- bastan unos ... pocos meses para que alguien -sobre todo joven- quede terriblemente atrapado. En este magnético ecosistema, las apuestas deportivas han contribuido sobremanera a transformar el escenario acostumbrado. Esta es la somera pero certera conclusión que brinda Concha Santo Tomás, directora técnica de la Asociación de Jugadores de Azar (ARJA), apoyada en sus casi tres décadas de experiencia.
A las apuestas deportivas les falta poco para ser las reinas del tablero. Un fenómeno nuevo, hipnótico y arrollador, que ya ha desbancado a juegos y loterías de toda la vida, un fabuloso negocio sin aparente techo de momento y cuyos efectos colaterales comienzan a observarse en asociaciones como ARJA que tratan estos trastornos.
Los riojanos se han dejado en un año 27,9 millones de euros en apuestas deportivas (casas de apuestas o sus webs y online), lo que supone un aumento del 41,6% sobre el dato anterior. ¿Mucho? Sirva como ejemplo que, a pesar de su juventud, en ventas ya ha batido a dos pesos pesados en el mercado del azar como son la Lotería de Navidad -una marca olímpica a prueba de crisis-, a la que los riojanos destinamos 25 millones de euros en el 2016, y la popular Primitiva (24 millones). Y si recurrimos a otra comparación más tangible, esta vez en términos de impacto social, la estación de autobuses en Logroño, por ejemplo, supone una inversión de 16,3 millones.
Lo más relevante de todo este conglomerado es la velocidad de crucero de un negocio que se antoja descomunal y que promete seguir al alza en ejercicios sucesivos. Lo que los riojanos apuestan en salones y locales (de forma presencial) se ha incrementado en un año el 30,9%, pasando de 15 a 19,7 millones. Con ser un porcentaje mayúsculo, el gran salto está en Internet: los 4,6 millones jugados en el 2015 se han transformado solo un año después en 8,1 millones -casi el presupuesto de adjudicación de la futura Escuela de Enfermería-, con un exponencial aumento del 76,3%.
Del último Anuario del Juego en España, recién publicado por la Fundación Codere, se deduce que los riojanos se sienten atraídos por las apuestas deportivas. Si se toma el dato de la cantidad apostada, a cada convecino le tocan 89,2 euros (bastante por encima de los 45,2 de media nacional). Junto con vascos y navarros, lideramos la tabla y el Anuario ofrece su explicación: en estos territorios perviven deportes tradicionales como frontones, traineras, deportes rurales... habituales foros para que la apuesta campe a sus anchas y con el beneplácito social.
Gran parte del éxito de las apuestas deportivas para ganar adeptos es el envoltorio con el que se presentan de ganancias fáciles. Y este envoltorio es más atractivo y destructivo aún en el segmento on line: se puede jugar 24 horas, 365 días, tiene carácter privado y anónimo y además el dinero es virtual y al no verse físicamente no hay sensación real de gasto.
Las psicólogas de ARJA Concha Santo Tomás y Ana de Luis exponen que lo que más genera adicción es lo rápido que se obtiene la respuesta a la apuesta. «En el mismo momento ves si hay o no un gol. En la lotería, tienes que esperar. Aquí, no». Concha, además, observa una diferencia notable respecto a otros tipo de juegos: «Con las apuestas se fanfarronea. Se cree que el conocimiento importa mucho. Cuánto conozco de fútbol para saber que fulanito iba a meter de córner un gol en tal minuto. Y se cuenta al resto. Es un ambiente colectivo en el que ya no se habla de fútbol, se habla de apuestas... En este mundo no importa el Madrid o el Barça, sólo importan las apuestas».
Y Ana de Luis apostilla: «No se ve el peligro. Muchos son aficionados al deporte y entienden. A partir de ahí, creen que controlan».
Concha Santo Tomás Directora técnico de ARJA
Ana de Luis Psicóloga en ARJA
Las empresas lo saben y por eso ofrecen fútbol y cientos de otros deportes de los que ni sabemos las reglas; abren un abanico de apuestas inmenso más allá del propio resultado final y, por si fuera poco, a escala mundial. Uno puede estar apostando a una carrera de galgos en la India, por ejemplo.
Tampoco hay problema de dinero. En Internet, hay acceso a un sinfín de créditos de fácil obtención con mínimos requisitos (que casualmente sólo se hacen visibles cuando se convierten en grandes deudas, como recuerdan ambas psicólogas). ¿Hay alguien que dé más facilidades para jugar?
Concha y Ana añaden otra variable a este peligroso cóctel: la publicidad desbocada y representada en deportistas de élite, que son referentes para los jóvenes. «La publicidad está potenciando que se juegue más. Las casas están gastando una millonada y van a un nicho claro, como son los jóvenes porque ahí tienen su futuro garantizado. Están creando adictos porque saben que son los que seguirán jugando», se queja Concha, quien alerta del proyecto del Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de las Actividades de Juego y Juego Responsable, impulsado desde el Gobierno central, actualmente en exposición pública. Bajo esa ampulosa denominación no hay nada, sólo más poder en manos de las casas de apuestas, opina la psicóloga, al tiempo que reclama medidas coercitivas como las aplicadas en su día a la publicidad del tabaco. «A mí me deja asustada. Todo se pone en manos de estos señores. Ellos van a decir cuándo alguien tiene un problema de juego, ellos te ponen un teléfono de atención... Te lo van a dar todo... el juego... y la 'cura'. ¿Cómo puede hacer esto la administración?».
La psicóloga censura y alerta porque detrás de ARJA, las siglas que ella representa, hay cientos de personas que desde 1989 han acudido en busca de una ayuda. En el 2017, se han contabilizado 45 riojanos, el máximo desde el 2000. Una docena de ellos no llega a los 30 años, según figura en la memoria de actuaciones. Predominan las adicciones a las tragaperras (28 casos), pero se observa el despegue de las nuevas modalidades: 22 atenciones por apuestas deportivas y 6 por on line.
«Este problema salta siempre de la misma forma, cuando hay una deuda tremenda y los familiares lo descubren. Ellos se meten en el círculo de ganar para pagar la deuda y hay que romper ese círculo», concluye Ana de Luis.
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