La Rioja
Sábado, 28 de diciembre 2024, 08:28
El siglo XXI ha sido denominado el siglo de la soledad. Los cambios sociales han debilitado las redes comunitarias, que buscan el bienestar común, en favor de un individualismo creciente. Hechos como la industrialización, el movimiento de la población rural hacia las grandes urbes o el aumento de la esperanza de vida propician situaciones de soledad en todas las etapas de la vida, pero especialmente en las personas mayores.
Publicidad
Para dar respuesta a este reto, nació hace diez años el programa Siempre Acompañados de la Fundación 'la Caixa'. En una sociedad como la actual, iniciativas como las del citado programa, pionero tanto en el abordaje de la soledad como en su modelo de intervención, son determinantes para acompañar y empoderar a las personas mayores de 60 años poniéndolas en el centro, como sujetos activos de su propio proceso de envejecimiento.
Solo en 2024 se atendió a más de 2.900 personas en situación de soledad y, según el último estudio realizado, casi el 70% de los participantes perciben una mejora de su estado emocional. Las causas más comunes que precipitan la soledad en las personas mayores surgen de cambios vitales significativos, como la jubilación, las pérdidas afectivas o los primeros achaques y problemas de salud. Según Javier Yanguas, director científico del programa, «la importancia de afrontar y saber gestionar estas transiciones de la vida es determinante para sobrellevar los sentimientos de soledad».
Camino Oslé, doctora en Pedagogía, trabajadora social y gerontóloga, y miembro del Comité de Bioética de Navarra, señala dos tipos principales de factores que determinan la soledad en la vejez: «Los condicionantes individuales, centrados en la movilidad y la capacidad cognitiva, y los colectivos, que dependen de las relaciones sociales».
Publicidad
La perspectiva de género también es clave para entender la soledad, ya que esta tiene más prevalencia en las mujeres de edad avanzada. «Tenemos mayor esperanza de vida que los hombres y, por tanto, padecemos más las lacras asociadas a la vejez», afirma Camino Oslé, a la que avalan los datos: el 70% de las personas que viven en residencias son mujeres, según el censo de centros residenciales de los servicios sociales españoles, elaborado por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales.
En la mayoría de los casos, la soledad en las mujeres se intensifica cuando termina su papel como cuidadoras. Sobre este aislamiento social y la posibilidad de tejer redes y vínculos personales, Isabel Cabrera, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid e investigadora del equipo CUIDEMOS, opina que el contexto sociocultural actual «juega un papel muy importante». La pérdida de las redes vecinales y de los espacios comunitarios se refleja en la estructura de las ciudades.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.