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Una amenaza para la salud

LUIS ALFONSO GÁMEZ PERIODISTA Y AUTOR DEL BLOG 'MAGONIA'

Lunes, 5 de noviembre 2018, 18:17

Cuando Samuel Hahnemann inventó la homeopatía, los médicos eran auténticos matasanos. Si sufrías una dolencia leve, podías salir de la consulta moribundo tras someterte a sangrías, purgas y otras barbaridades. A George Washington le mató en 1799 su médico cuando, para curarle un resfriado, le ... practicó en menos de un día varias sangrías en las que perdió más de la mitad de la sangre. Frente a eso, los remedios homeopáticos eran un avance porque no hacían nada. Si la dolencia era grave, te morías igual; si era pasajera -como un resfriado-, el cuerpo se recuperaba por sí solo. Según los principios de la homeopatía, una sustancia que provoca los síntomas de una enfermedad puede curarlos y, cuanto más pequeña es la dosis de esa sustancia, mayor es su efecto sanador. Como la cafeína provoca insomnio, para tratarlo bastan dosis infinitesimales de cafeína. ¿Cuánto hay que diluir la cafeína o cualquier otro principio activo? Tanto que en un frasco de homeopatía no hay ni una molécula de la presunta sustancia curativa. Solo agua y azúcar. Así, y no es un chiste, usted debería beberse varios universos para ingerir una molécula del principio activo de un popular remedio homeopático contra la gripe de venta en farmacias.

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