![Alpargateros en Santo Domingo](https://s2.ppllstatics.com/larioja/www/multimedia/201905/12/media/cortadas/44762758--624x439.jpg)
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El tiempo pasa y, como una escoba, va barriendo de la vida muchas cosas. Como la fotografía que ilustra estas líneas, de la que solo ha quedado el papel en el que fue impresa, una ventana al pasado.
Son alpargateros en algún lugar de Santo ... Domingo de la Calzada, donde el colectivo fue muy numeroso. De él ya no queda más que un recuerdo, como tantas cosas, entre ellas, aquellas afamadas fresas, por cuya exquisitez se comparaban con las de Aranjuez, y que la empresa local 'Conservas Riaño' comercializaba por toda España. Al rey Alfonso XIII debían de gustarle mucho y, por ello, en los envases figuraba 'Proveedor de la Casa Real', ya que esta era cliente habitual.
Volvamos a los alpargateros. «Santo Domingo de la Calzada tenía a principios del siglo XX una importante industria alpargatera que, al contrario que en otras localidades riojanas como Munilla, Arnedo, Calahorra o Logroño, no derivó posteriormente hacia la industria del calzado», cuenta el historiador Francisco Javier Díez Morrás. En el año 1902 cobraban medio real por una docena de suelas. Lo sabe porque, además de numeroso debía ser un colectivo muy reivindicativo y hay constancia de una asamblea que celebró la asociación que se había constituido ese mismo año para tratar con los patronos el aumento del jornal. Relata el historiador que, «al parecer, las negociaciones con los patronos no fructificaron inicialmente, pues el 9 de enero de 1903 se aprobaba en una nueva asamblea la convocatoria de una huelga. El alpargatero más importante de la ciudad, Faustino Ibáñez Uzquiza, no había aceptado las condiciones presentadas por los obreros, siendo necesaria la intermediación del alcalde y el secretario municipal. El 12 de enero se llegaba finalmente a un acuerdo y, entre otras cosas, los trabajadores consiguieron que la docena de suelas se pagase a 2,25 pesetas».
Un logro importante, que marcó los inicios del sindicalismo obrero calceatense, ya que estas reivindicaciones -indica Díez Morrás- «provocaron que otros colectivos iniciasen sus respectivos movimientos asociativos con el fin de alcanzar mayores derechos laborales».
El oficio de alpargatero siguió durante muchas décadas más. El nonagenario calceatense Eduardo Villanueva recuerda que «con buen tiempo trabajaban en plena calle, como Tomás Zapater, Dimas Arroyo, Venancio Rodrigo, Emilio Rodríguez, Nemesio Lacalle 'Morete' y los tres hermanos Domitilo, Benjamín y Fidel Fuentevilla, entre otros varios». Él mismo les veía confeccionar las suelas de las alpargatas de cáñamo, tan usadas en aquella época, en la entonces denominada calle de José Antonio Primo de Rivera, hoy La Alameda, en la acera donde estaba la fábrica de boinas Roig y la Banca Ferrer, frente a la panadería de Canuto Mendi. Eran otros tiempos.
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