El perfil de Almeida
El depredador agazapado tras una miradaSecciones
Servicios
Destacamos
El perfil de Almeida
El depredador agazapado tras una miradaEn veinticinco días Francisco Javier Almeida López de Castro cumplirá 56 años y lo hará entre rejas, donde ha transcurrido más de la mitad de su vida. Nacido en Logroño, con una sordera parcial y algunos problemas en el habla, es el mayor ... de cuatro hermanos. Su infancia transcurrió entre el colegio, las clases de música en el conservatorio y el domicilio familiar, en la calle San Millán de Logroño. Ya entonces era un tipo raro, taciturno y callado que despertaba cierta desconfianza entre el vecindario. Con 22 años cometió su primer crimen. Abusó de una vecina, de trece años, y fue condenado a siete años de prisión que cumplió en un penal de Tenerife. Entró en 1993, y en 1997 salió. Nunca dio un problema, al contrario, era el típico preso modelo, colaborador y educado. Durante ese tiempo su padre, policía, murió en extrañas circunstancias que apuntaban al suicidio, aunque nunca llegó a esclarecerse.
La libertad le duró quince meses porque a finales de agosto de 1998 fue detenido y metido entre rejas por violar y asesinar a Carmen López. Almeida se estaba desvelando como las tarántulas, un ser solitario que permanece la mayor parte del tiempo oculto, discreto, como si no existiera, pero incapaz de contener su instinto depredador en cuanto pisa la calle.
De nuevo en la cárcel, acabó siendo un preso de confianza. Era dócil y sumiso, dicen quienes le trataron, capaz de hacer el pino puente si se lo pedían. Pero tras ese servilismo, se esconde un tipo frío, calculador, que produce escalofríos por lo que transmite, que ni sufre ni padece y que sólo siente placer con el dolor que inflige a los demás. Ese es, sostienen quienes le conocen, su verdadero instinto, pero que permanece aletargado y paciente, cuando sabe que no puede hacer lo que le pide el cuerpo: matar.
Durante el juicio por el crimen de la inmobiliaria él mismo reconoció que era un peligro para sí mismo y para terceros. Lo soltó como quien habla del tiempo. Incluso renunció a reclamar su puesta en libertad una vez cumplidos los dos años en prisión provisional. «Tengo un instinto que no puedo dominar. Nunca he tenido una relación normal con una mujer», llegó a decir. De poco sirvieron sus advertencias, ni las que hizo veinte años después la junta de tratamiento penitenciario de El Dueso. Su personalidad manejable y obediente, su comportamiento impecable en prisión y que ya había cumplido las tres cuartas partes de la condena justificaban, según Instituciones Penitenciarias, el tercer grado y la libertad condicional. De nuevo en la calle, Almeida no pudo contener su naturaleza depredadora y, según todas las acusaciones, él habría asesinado a sangre fría a Álex. Los agentes le pillaron 'in fraganti' con el crío en los brazos.
La historia se repite y el hombre taciturno regresó a prisión, a una celda, aislado del resto de internos. Callado y con la bestia interior aletargada, dirigió una instancia al capellán. Quería un encuentro con él para que, por caridad, le diera dinero para poder comprar en el economato. Lo sorprendente de la instancia estaba en el enunciado: «Soy el que ha matado al niño de Lardero».
A Francisco Javier Almeida le acompaña un amplísimo y atroz historial criminal. En 1989, cuando tenía 22 años, agredió sexualmente a una niña de 13 años. Era una vecina suya. La interceptó en la calle y, también con engaños, la trasladó a su piso. Fue condenado en 1990 a siete años de prisión. Su libertad fue breve. El 17 de agosto de 1998 violó y cosió a cuchilladas a una agente inmobiliaria. La joven tenía 26 años, se llamaba Carmen López y había quedado con ella para que le enseñara un piso. En 2000 le condenaron a 30 años de cárcel por asesinato y agresión sexual.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.