Los usuarios de la Asociación Parkinson Rioja Maribel Orío, Luis Miguel Sainz, Julio Verdú y José Ángel Laredo tratan de seguir adelante a pesar de las limitaciones derivadas de la enfermedad de Parkinson. SONIA TERCERO
Día Mundial del Párkinson

Más allá de los temblores y el rechazo social

Cuatro riojanos desgranan las duras limitaciones a las que se enfrentan desde que les diagnosticaron esta enfermedad neurodegenerativa

Martes, 11 de abril 2023

Maribel Orío trabajó como responsable de una tienda en la que llegó a tener cuatro dependientas. Siempre fue una persona muy activa, hasta que hace 16 años empezó a sentir ciertos temblores. Pronto le llegó el brutal diagnóstico. «Fui al médico y me mandaron a ... Neurología, donde me preguntaron si sabía lo que tenía. Yo solo sabía que temblaba, me dijeron que era párkinson y me vine abajo, me pilló muy mal», recuerda.

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Se adentró en varios tratamientos, incluidas las pastillas, hasta que le posibilitaron operarse en el Hospital de Cruces (Vizcaya). La intervención fue un éxito y su vida cambió. «Parecía que me habían quitado el párkinson, porque me dieron cinco años de vida estupendos, pero a partir del sexto empecé a usar bastón y ahora ya voy con andador», lamenta. Desde entonces, nota más que nunca las limitaciones derivadas de la enfermedad. «Estoy muy afectada, porque lo tengo muy avanzado. Me paraliza mucho, porque siempre estoy activa, me muevo muchísimo y con el andador, me atasco mucho». No solo eso. «Me ha cambiado la vida completamente, incluso el carácter. Siempre he sido muy divertida y alegre y he salido mucho, pero ahora apenas tengo ganas, creo que porque no acepto que la gente me vea. Me siento en una terraza y hasta que me levanto... llevo fatal que te miren, te sientes mal por lo que puedan pensar», afirma mientras añade que la Asociación Parkinson Rioja «me da muchísimo».

A Luis Miguel Sainz la enfermedad le dejó sin trabajo. «Tenía un contrato indefinido en una empresa de depuración de aguas, en la que trabajaba desde hace 15 años. Había aguantado en ella, pero hace tres meses los de recursos laborales y de riesgos me dijeron que hasta aquí», reconoce con resignación. Desde entonces, sigue luchando para salir adelante, a pesar de las dificultades. «Me ha costado mucho tolerar la dopamina, pero si todo va bien, con la medicación me encuentro como una persona normal y, si no, tengo rigidez muscular; ya me han concedido la invalidez».

LAS FRASES

  • Maribel Orío. Diagnosticada el año 2007 «Me ha cambiado la vida, incluso el carácter. Llevo fatal que me miren»

  • Julio Verdú. Enfermo desde el año 2015 «Te cambia todo y disminuye la calidad de vida un montón»

  • Luis Miguel Sainz. Diagnosticado en 2020 «Es duro, pero no queda otra que tirar para adelante. Soy joven, tengo 40 años»

  • José Ángel Laredo. Afectado desde hace más de año y medio «Siempre te quita parte de tu vida, pero hay que seguir para adelante»

A pesar de que siempre tuvo un carácter tranquilo, le costó (y le cuesta) afrontar el brutal diagnóstico. «Es duro, pero no te queda otra que tirar para adelante. Soy joven, tengo 40 años y dos niñas pequeñas, así que tengo que seguir adelante por ellas; no me queda otra que adoptar esa actitud».

Julio Verdú se dio cuenta de que algo no iba bien cuando comenzó a tener dificultades al comerse un yogur. «La cuchara temblaba y empecé a pensar que aquí pasaba algo. Fui al médico, le comenté que temblaba, que notaba rigidez en el brazo y que dormía mal, pero ya cuando le dije que me faltaba el olfato, me mandó al neurólogo y me lo diagnosticaron». Pronto todo se truncó. «He trabajado en medioambiente, he salido toda la vida al monte, pero en ese momento todo se corta. El párkinson te cambia todo y la calidad de vida disminuye un montón», reconoce Verdú. De ahí que, en ocasiones, pueda derivar en ansiedad o depresión. «Es una enfermedad incurable, que la vas a tener siempre y de la que sabes que vas a ir a peor», lamenta mientras añade que «es difícil combatir la depresión o la falta de ánimo porque falla también la dopamina». Por ello, apunta que «es muy importante estar activo, caminar todo lo que se pueda y no perder las relaciones sociales, porque el párkinson inmoviliza, pero el que más se inmoviliza eres tú».

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A José Ángel Laredo le llegó el brutal diagnóstico hace poco más de un año. «Me temblaba la mano bastante, sobre todo me fallaba el lado derecho, pero aquí estamos, tratando de pasar el tiempo entretenido, procurando que no vaya a más, aunque eso es muy difícil, porque a veces viene muy acelerado». A pesar de que está jubilado, «trato de estar activo e ir a la huerta, pero te impide hacer muchas cosas». «Siempre te quita parte de tu vida, pero hay que tomarlo como viene, admitir lo que tienes y seguir para adelante».

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