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REDACCIÓN
VALENCIA
Miércoles, 9 de marzo 2022, 13:32
«Los precios de la energía están afectando a los consumidores y las empresas». Esta obviedad, apuntada pocos días después del inicio de la guerra en Ucrania por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, esconde detrás una imparabla subida de precios ... que poco a poco todos empiezan a ver y a notar.
La escalada de precios energéticos, liderados por el gas, la luz y el petróleo, impacta de forma directa en infinidad de sectores. La ruptura del comercio con Rusia y el bloqueo de Ucrania afecta en especial a las empresas alimentarias, que han visto cómo se encarecen las materias primas y cómo incluso algunas de ellas empiezan a escasear.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha querido lanzar un mensaje de «tranquilidad» a los ciudadanos al asegurar que en España «no existe riesgo» de desabastecimiento alimentario «a corto plazo». Más allá, nadie se atreve a hacer ningún pronóstico.
Ucrania es uno de los principales exportadores de trigo, maíz, torta de girasol, harina y aceite de girasol, por lo que paralizar sus ventas al exterior tiene como irremediable consecuencia el aumento de los precios para la alimentación del ganado, ya que España es un país importador neto de cereales usado como alimento de animales en explotaciones porcinas y avícolas.
Buena parte de ese grano procede de Ucrania, y si sube el precio de los cereales y los fertilizantes, esto impactará en el precio de numerosos alimentos, como todos relacionados con el sector cárnico (carnes y embutidos) y con los cereales, como la cerveza (fabricada con cebada) o los productos de panadería, que utilizan todo tipo de harinas para elaborar sus productos.
Pero hay muchos más. Si se eleva el precio de los abonos de los animales, puede subir también el coste de la producción de huevos o leche, aunque esta subida puede extenderse también a la fabricación de alimentos cuya materia prima fundamental son los aceites, como las conservas (usan aceite de girasol de forma masiva), los aperitivos, o las mayonesas, por ejemplo.
Rusia y Ucrania desempeñan un papel clave en el suministro mundial de materias primas estratégicas para uso industrial y alimentario. Son el granero del mundo. Rusia no solo es uno de los mayores productores de gas y petróleo del mundo, sino que también es el mayor exportador de trigo del mundo, un cereal «crucial» para alimentar al planeta. Los cereales son el principal alimento de gran parte del sector ganadero y cuando escasean, sube el precio de la materia prima y, por consiguiente, sube el precio de la carne.
Y España importó productos agroalimentarios de Ucrania por importe de 1.027 millones de euros, principalmente maíz y aceite de girasol. España, deficitaria en cereales, importa anualmente el 60% de aceite de girasol a Ucrania, así como el 30% del maíz, el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceites vegetales y el 15,4% de leguminosas de grano, según los datos aportados por la organización agraria Asaja hace una semana.
Rusia y Ucrania juntas «son responsables del 25% del comercio de grano mundial». Ucrania, además, es el primer exportador del mundo de aceite de gel, segundo productor de cebada y quinto productor de centeno.
Dentro de la industria alimentaria se verán golpeadas especialmente la producción de harina, panadería, bollería y pastelería, pastas alimenticias y la fabricación de malta, cerveza y de bebidas espirituosas. La crisis bélica también perjudicará a la elaboración de piensos compuestos, con las implicaciones que esto puede tener en todo el sector ganadero y en el cárnico, según se concluye en otro análisis del Observatorio Sectorial DBK de Informa.
En Europa, el precio del trigo ha llegado hasta un nivel de precios sin precedentes. Ucrania es también el cuarto exportador mundial de maíz y va camino de convertirse en el tercer exportador de trigo, por detrás de Rusia y Estados Unidos. Pero según el gabinete especializado Agritel, «el aceite de girasol es el que corre más peligro». Ahora para sacar el grano del país, «el operador ferroviario quiere exportar trigo, maíz y girasol a través de la red ferroviaria a los países vecinos (Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Polonia)», comenta la empresa de corretaje Inter-Courtage. Otros países, como Bulgaria, están tomando medidas para limitar las exportaciones, y Hungría llegó a prohibir las exportaciones de grano el viernes.
La Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería celebró hace unos días sus VIII Jornadas de Reflexión. En ellas explicaron la situación a la que se enfrentan, que permite extraer conclusiones. «Ucrania exporta el 40% del maíz que llega a España. En aceite de girasol las exportaciones ucranianas a España representan el 50% del total, mientras que las de Rusia representan un 30%. Cualquier disrupción afectará al mercado».
Mercedes Ruiz, directora general de la consultoría AESTIVUM, repasó las expectativas de futuro de los mercados de materias primas para panificación con la ayuda. Ruiz recalcó que, exceptuando el inventario chino, únicamente hay 92 millones de toneladas de maíz en stocks disponibles: «En trigo, las malas producciones de Canadá han tensionado el mercado. En Europa tuvimos buenas producciones, pero con mala calidad en países como Francia. En definitiva, necesitamos una buena cosecha de trigo para el año que viene, por lo que la actual situación de sequía y los altos precios de los fertilizantes suponen un riesgo importante«, concluyó.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha asegurado que no hay «ningún riesgo» de falta de suministro de cereales o fertilizantes en España por el conflicto en Ucrania, aunque ha advertido de la repercusión directa de la guerra en términos de precios. «España es uno de los países que tienen una autonomía más importante en el ámbito de los fertilizantes, pero es evidentes que estas tensiones en los mercados internacionales tienen una repercusión directa en términos de precios», ha explicado la vicepresidenta en declaraciones a los medios de comunicación, tras clausurar el acto 'Legado a la Caja de las Letras', organizado por el Instituto Cervantes con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Así, la titular económica del Gobierno ha confirmado que el encarecimiento de los precios por la invasión de Ucrania por parte de Rusia es el canal de impacto «más directo» en el caso de España en lo referente al sector agroalimentario.
ASAJA ha considerado que los «elevados precios» de materias primas agrícolas como el grano y el aceite o el de los fertilizantes «ponen en riesgo explotaciones agrícolas y ganaderas». Según ha explicado Alfonso Gálvez Caravaca, secretario general de ASAJA Murcia, «los elevados precios de las materias primas agrícolas y la subida del precio de los fertilizantes --Ucrania es uno de los principales productores de todos estos productos-- ha elevado muchos los costes. Estamos muy preocupados con esta situación que pone en riesgo la desaparición tanto de explotaciones como de empresas agroalimentarias».
El incremento de un 30 por ciento del precio actual de los piensos que «en unas semanas se espera duplicar» ese porcentaje, el incremento de las energías más de 72 por ciento del gasoil, más de 250 por ciento de aumento del precio de la electricidad son «costes que van a las espaldas de los ganaderos» que avisan de que estas subidas tendrán «consecuencias» sobre los ya de por sí elevados costes de producción (piensos, gasoil, electricidad).
Famosa por sus interminables campos de girasol, Ucrania es el mayor productor mundial de esta semilla oleaginosa y el mayor exportador de su aceite. El aceite de girasol es esencial para la fabricación de conservas, panadería o aperitivos y la mayoría del que empleamos procede de Ucrania.
España recibe de Ucrania casi 400.000 toneladas de aceite de girasol anualmente, por eso desde la patronal conservera y las fábricas de snacks se muestran muy preocupadas. Juan Manuel Vieirez, secretario general de Anfaco, indica que hay «otras alternativas como Bulgaria, Moldavia o Francia, pero no son suficientes para abordar todas las necesidades».
Además, «la situación es muy tensa en el mercado mundial de los aceites. Hay pocas existencias de aceite de soja en América Latina y de aceite de palma en Indonesia y Malasia, mientras que la demanda es muy fuerte», analiza Sébastien Poncelet, experto de Agritel.
En España, mientras tanto, se dispara la cotización de las empresas de aceite de oliva, que pueden verse beneficiadas por la carestía del de girasol.
El suministro de cereales a países como Egipto, Argelia, Oriente Medio e incluso África, que dependen cada vez más del trigo ruso y ucraniano, «puede ser un problema si se detienen los barcos que transportan trigo desde el mar Negro», advierte el economista francés Philippe Chotteau.
Los metales industriales «más expuestos» a las sanciones contra Rusia por parte de la comunidad internacional serían el aluminio, el níquel y el paladio, según Capital Economics. El grupo ruso Rusal es el segundo productor industrial de aluminio del mundo. Este metal alcanzó el lunes un nuevo máximo histórico en la bolsa de metales de Londres (LME), a 3.960 dólares por tonelada.
En cuanto al níquel, está Nornickel Norilsk, dirigida por el oligarca Vladimir Potanin. En 2019, Rusia fue el tercer productor de mineral de níquel, por detrás de Indonesia y Filipinas, pero es el segundo en níquel refinado después de China.
Tras la invasión de Ucrania, Capital Economics estima que el 7% del mercado mundial de níquel refinado «podría verse afectado» por las posibles sanciones.
En el caso del paladio, que también está alcanzando un máximo histórico de 3.442,47 dólares la onza, y del que Rusia controla el 50% del mercado mundial, la industria del automóvil también está en primera línea. Se utiliza en la fabricación de catalizadores.
El titanio, un metal apreciado por los fabricantes de aviones por su ligereza y altísima resistencia, también se ve afectado indirectamente por el conflicto. La empresa rusa VSMPO-Avisma, fundada en 1941 en los Urales, es el primer proveedor mundial de la industria aeroespacial, según Olivier Andriès, director general del fabricante de motores aeronáuticos Safran, que afirma tener «unos meses de existencias».
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, también desveló hace días que la guerra está afectando ya a algunas materias primas, como las importaciones de arcillas para el sector cerámico. En el caso de Rusia, el sector textil español es uno de los más afectados porque cuenta con importantes plantas en el país.
Maroto ha asegurado que las consecuencias económicas para España de esta guerra dependerán de cuánto dure el conflicto. A mayor duración, mayores serán las repercusiones. Llegan tiempos difíciles.
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