La alcoholera de Cenicero, fundada en 1934, es una 'rara avis' por su escaso tamaño dentro de este tipo de destiladoras. Hay 14 en España, en muchos casos de colosales dimensiones y capacidades, nueve de ellas ubicadas en Castilla-La Mancha, donde se localiza ... la mitad del viñedo de España y más de la mitad de la producción de vino.
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En 2021, el grupo italiano Randi, que participaba en un 20% en la sociedad desde 1999, adquirió íntegramente la factoría propiedad de una familia riojana, con una capacidad actual para procesar hasta 30 millones de kilos de orujas, aunque, pese a estar en crecimiento, Fernando Durban –que junto con su hermana Rosa, dirige y gestiona la alcoholera– estima que este año llegarán hasta los 12 millones de kilos: «Había un problema de falta de inversiones y de obsolescencia y, con la entrada del grupo Randi –una empresa familiar italiana con 54 años de trayectoria– hemos invertido ya 400.000 euros en maquinaria y seguiremos haciéndolo para aumentar nuestra capacidad».
En todo caso, la 'coqueta' alcoholera de Cenicero –edificada entre el ferrocarril y el curso del Ebro y con rincones que la propiedad quiere ahora rehabilitar– es la más pequeña del país, aunque su capacidad destiladora será necesaria para hacer frente a las necesidades del sector de Rioja que, por primera vez al menos este siglo, ha solicitado ayudas públicas para 'limpiar' vinos ante el exceso de existencias: «Nuestra campaña habitual –explica Fernando Durban– comienza a mediados de octubre, cuando nos empiezan a llegar los orujos de las bodegas, por lo que tenemos prácticamente un margen de dos meses para recibir los vinos y destilarlos sin que altere nuestro ritmo habitual». «Nosotros –continúa– podríamos quemar unos 10 millones de litros sin problema en ese tiempo».
Por proximidad, a la alcoholera de Cenicero se suma la existente en la localidad navarra de Estella, con lo que, en principio, no habría problema para absorber los 17 millones de litros cuya destilación pretende financiar el Gobierno riojano y los 8 millones adicionales de Rioja Alavesa. Es decir, a priori no habría que derivar camiones a otras destiladoras manchegas: «Hay que tener en cuenta –indica Durban– que en este tipo de destilación los portes los asumen las bodegas, así que cuanto más cerca esté la alcoholera mejor».
Las destiladoras son como los 'camiones escoba' del sector vitivinícola. En Cenicero procesan todos los residuos de la uva para obtener desde aceite, con las pepitas, la base para el ácido tartárico –que se procesa en la matriz italiana y luego vuelven a comprar las bodegas–, biomasas con los restos finales de los hollejos y, por supuesto, alcohol en el procesamiento de las orujas, la gran mayoría para combustibles y la industria farmacéutica, pero también una pequeña parte para uso de boca (brandys): «Somos circulares al 100% y, lógicamente, en una zona vitícola como esta son totalmente necesarias este tipo de instalaciones».
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En el caso de la destilación de crisis, como la que se ha planteado en Rioja, la legislación obliga a que el alcohol obtenido vaya directamente a fines industriales o energéticos para no intervenir artificialmente en otros mercados como el del alcohol de uso de boca: «El precio este año del litro de alcohol será menor al del año pasado con toda seguridad», explica el administrador de la alcoholera. En este sentido, no sólo la entrada de alcohol de Rioja, también de destilaciones de Extremadura y Cataluña y, sobre todo, de Francia (donde está previsto quemar 160 millones de litros de vino) influyen en los precios.
En cualquier caso, la destilación de vinos es bastante más sencilla y rápida, y con más rendimiento, que de las orujas: «Ahora lo más importante es aliviar la situación del sector del vino, que es el que está en problemas», aclara Durban. Así, más allá de estas campañas especiales de destilaciones de crisis, la alcoholera de Cenicero sigue su propio camino: «Estamos en el centro neurálgico de la producción de vinos de Rioja y nuestro gran objetivo es recuperar clientela que en su día se perdió y seguir cerrando el círculo de la eliminación de residuos».
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Tras dos años de inversiones en mejorar la producción, la alcoholera está a punto de sacar su propio brandy: 'El Recuperado'. «Históricamente se hacían orujos por encargo para alguna bodega, pero ahora tenemos un maestro destilador y encontramos doce barricas con alcohol de 25 años de crianza que son una auténtica joya». De ahí saldrá el brandy 'El Recuperado', dentro de una estrategia de la nueva propiedad de trabajar con productos premium: «Ya hacemos un brandy, 1934 (año de fundación de la alcoholera), y tenemos previsto también hacer otro, específico para cocinar, y, aprovechando las instalaciones y el pequeño tamaño de la planta, queremos rehabilitar espacios para potenciar el turismo». «Lo cierto es que la gente –continúa–, cuando conoce la alcoholera y espacios como el mirador al Ebro, se sorprende mucho y para nosotros es una oportunidad para darnos a conocer».
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