Álava recurrirá a la Unión Europea para poder usar la marca 'Rioja Alavesa'

Ahora la Diputación vuelve a la ofensiva. «Se está en proceso de desarrollar una reclamación formal ante los organismos competentes» para conseguir la reversión de esa exclusividad que da nombre a una comarca alavesa. No se precisa el destino del recurso ni tampoco la argumentación que lo sustentará, pero se insiste en que «se dará traslado a donde corresponda. Lo que fijen nuestros servicios jurídicos».

Y eso apunta, al menos en su fase inicial, directamente a la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO, por sus siglas en inglés), con sede en Alicante. Porque es aquí donde el Consejo Regulador ha elevado su titularidad sobre la inscripción. La Diputación alavesa tampoco arriesga con los plazos, pero desliza que no hay vuelta atrás. «Llevamos tiempo trabajando en ello, hay investigación detrás y se están recopilando los últimos datos necesarios para armar bien nuestra reclamación».

El asunto volvía a estallar hace dos semanas, después de que el diputado general, Ramiro González, cargase públicamente contra el máximo organismo de la DOCa culpándole directamente de la desaparición de pequeños viticultores y bodegas familiares en Rioja Alavesa. El político del PNV calentaba así un debate en el Parlamento foral que tenía lugar al día siguiente y que se zanjó con una enmienda firmada por su partido y por los socialistas, que apremiaban a reclamar el sello 'Rioja Alavesa'.

Los dos socios de Gobierno se aliaban así por primera vez para pedir que «de forma coordinada con la Cuadrilla Laguardia-Rioja Alavesa», la Diputación continúe «trabajando como ha venido haciendo hasta ahora y utilice todos los instrumentos jurídicos, técnicos e históricos necesarios para recuperar la marca».

Lo significativo de la iniciativa es la implicación directa de los socialistas en esta disputa concreta, sobre la que ha venido manteniendo un perfil más bien discreto en los últimos años. Diferente de su actitud más crítica, por ejemplo, con ese 'modelo Burdeos' que preconiza el PNV alavés y que aboga por la singularidad de la producción en la comarca sin resquebrajar la denominación, sin romper con el Consejo Regulador.

Con la reivindicación de la marca, el Partido Socialista vasco ha dado un paso que aporta una mayor cobertura a la demanda alavesa. Daría por amortizadas las susceptibilidades que ese golpe de timón generan en La Rioja y su Gobierno liderado por su compañera de siglas Concha Andreu. Cada uno tiene su propia contienda electoral. Cala políticamente, en definitiva, la percepción de que la estrategia seguida por el Consejo Regulador no está justificada –EH Bildu ha sido estos años la formación más beligerante con los pasos dados desde Logroño–.

Y ¿cuáles han sido esos pasos? El máximo organismo de la DOCa registró 'Rioja Alavesa' en 1999 coincidiendo con el nuevo marco de distinción por subzonas que adoptaba entonces la propia Denominación. Las tres establecidas fueron Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Baja (ahora Oriental). 18 años después, en 2017, el ente vitivinícola elevó la inscripción a la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE. Y el 28 de agosto de 2019 amplió ante la misma oficina su 'titularidad' para poder utilizarla en diferentes clasificaciones (identificadas como 16, 30, 32 y 33). Traducido: «Vino, bebidas, bolsas, etiquetas, piezas de arte, artículos de envasado o empaquetado, etcétera».

La Cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa presentó entonces un recurso contra la EUIPO. Fue rechazado. Y también la propia consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, llegó a levantar la voz para pedir que se reintegrase la enseña «porque debe estar en manos de empresas e instituciones de Euskadi». EH Bildu solicitó al Gobierno vasco «poner en marcha un procedimiento jurídico para recuperar la marca 'Rioja Alavesa'». Pero hasta hace dos semanas, avances, los justos.

Ramiro González llegó a verbalizar hace ya cinco años que la ofensiva tendría cariz jurídico. «El Consejo Regulador no puede utilizar el nombre de una comarca y una cuadrilla de nuestro territorio» para comercializar productos que «nada tienen que ver con el vino».