Álava también pedirá que la Sierra de Cantabria recupere su nombre original

La fe mueve montañas y la de Salvador Velilla Córdoba, vecino de Lapuebla, etnógrafo y escritor, está moviendo nada más y nada menos que la Sierra de Cantabria, el macizo que protege de las lluvias del norte a los viñedos de la Sonsierra y que en el año 2007 perdió oficialmente su nombre preferencial por el de Sierra de Toloño. El pasado 11 de julio, las Juntas Generales de Álava aprobaron una moción conjunta del PNV y del PSOE, que también comparten en su contenido PP y Elkarrekin Podemos, que reclama al Instituto Geográfico Nacional (IGN) la reposición del término Sierra de Cantabria para la parte central de la cadena montañosa, reservando exclusivamente la denominación Toloño para la zona más occidental, tal y como la distinguen habitualmente la mayoría de los habitantes de los 21 municipios a los que da cobijo.

Es la tesis que Salvador Velilla ha estado defendiendo contra viento y marea, primero en solitario y luego como miembro de la plataforma Pro Sierra de Cantabria. En el año 2007, el IGN aprobó el Nomenclator Geográfico Conciso de España, sobre un mapa en el que únicamente estaba rotulado Sierra de Toloño. El País Vasco añadió la forma en euskera, Toloño Mendikatea, pero ni La Rioja ni Navarra hicieron reparo o apreciación alguna. De hecho, fueron dos funcionarias del IGN quienes, a iniciativa propia, añadieron el término Sierra de Cantabria como variante y, de no ser por ellas, dicho topónimo ni siquiera constaría en los registros oficiales.

El cambio de nombre se oficializó en 2018 de forma que parecía definitiva, pero Salvador Velilla sostiene, con un amplio trabajo de campo documental que la parte central del macizo desde hace más de 200 años se denomina Sierra de Cantabria y que el nombre de Toloño responde al monte de Labastida hasta las conchas de Haro. El vecino de Lapuebla comenzó su cruzada en solitario, solicitando el apoyo de pueblos y colectivos municipales, recogiendo firmas y luego con la creación de la Plataforma Pro Sierra de Cantabria, que, tras varios años de movilización, ha conseguido numerosos acuerdos de pleno de los ayuntamientos de la zona de Rioja Alavesa –incluso de varios riojanos cercanos como Briones, Casalarreina, Fuenmayor o Cenicero– para volver a denominar el núcleo centro de la cadena montañosa Sierra de Cantabria: «Cuando creamos la plataforma ya se vio que no era un 'capricho' de Salva, sino que gran parte de la comarca no estaba dispuesta a dejar el nombre en el olvido porque son muchas las generaciones que así la han denominado», explica.

A la reciente comparecencia en las Juntas de Álava acudieron el propio etnógrafo, junto con Judith Sáenz de Tejada, presidenta de la Sociedad de Amigos de Laguardia, y Joseba Abaitua, profesor universitario y filólogo vasco, quienes defendieron las tesis de la plataforma.

Salvador Velilla recuerda que la omisión del término 'Cantabria' la provocó la Academia la Lengua Vasca cuando en 1990 generó la duda dando por bueno un informe que encargó a uno de sus socios: «Quizás porque el nombre no le parecía lo suficientemente euskérico decidió prescindir de dicha denominación, pero fue un error histórico». El etnógrafo replica que el término Sierra de Cantabria se acuña en la zona a principios del XVIII, cuando el gran convento que se levantaba extramuros de Labastida pertenecía a la provincia franciscana de Cantabria y cuando se formó el ejército cántabro con soldados vascos. Su perseverancia ha logrado que ayuntamientos, y ahora las Juntas de Álava, se manifiesten para no renunciar a la toponimia Sierra de Cantabria. El tema, además, llegará tras el verano al Congreso de Madrid, donde el PSE-EE de Euskadi y el PSOE de La Rioja defenderán una moción para recuperar una nomenclatura que podría haberse perdido para generaciones venideras.

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