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Según van pasando los años las prioridades económicas de cada persona varían. Es posible que durante la juventud la compra de un coche o una vivienda, la educación y manutención de los hijos o la capacidad adquisitiva para poder viajar ocupen una posición más alta ... en la lista de objetivos financieros. Sin embargo, con la edad muchos de estos propósitos pasan a un segundo plano, dejando espacio al deseo de mantener un buen nivel de vida durante la jubilación.
Para Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento Patrimonial de Abante Asesores, «todos los que trabajamos lo que queremos es que el día de mañana, cuando dejemos de hacerlo y esa pensión sea inferior a los ingresos que tenemos a día de hoy, podamos mantener el nivel de vida durante la jubilación». No obstante, este objetivo común varía notablemente según cada caso, ya que la cantidad de ahorros dependerá de «cómo queramos vivir nuestros últimos años».
A la pregunta de cuándo y cómo es conveniente ahorrar de cara a la jubilación, Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Rioja, responde sin tapujos: «Depende de muchos factores». Tal y como explica, «hay personas que tienen una vida laboral larga y no necesitan -si hay un sistema de pensiones público como el que tenemos y que en principio funciona- tener que ahorrar de cara a la jubilación como tal». Por el contrario, «personas con bajos ingresos que tienen que mantener una familia y tienen una capacidad de ahorro mínima, no sólo recibirán una pensión más baja, sino que no podrán ahorrar gran cantidad».
En este sentido, para Antoñanzas se deberán valorar y tener en cuenta muchos factores, como por ejemplo «las circunstancias de cada persona, si trabajan varios miembros de la unidad familiar o no o si la familia de ese individuo tiene medios y el día de mañana se supone que va a heredar», entre otros. Si bien, en Abante Asesores consideran que «haciendo un ejercicio previo en el que nos preguntemos cuáles son los objetivos que perseguimos, qué cosas son importantes para nosotros y cómo deberíamos poner a trabajar el dinero que tenemos y lo que seamos capaces de generar a futuro, podremos cumplir ese objetivo que nos hayamos marcado».
Tanto Alfonso Lázaro como David Marín, Socios Directores de Tressis en La Rioja, aconsejan comenzar a ahorrar cuanto antes, «destinando una parte de nuestros ingresos a este fin». Además, consideran que «de esta manera nos beneficiaremos de la magia del interés compuesto que hace que la rentabilidad crezca exponencialmente con el paso del tiempo».
Aunque para Tressis «establecer un porcentaje fijo es complicado, ya que las situaciones personales son muy diversas y los objetivos van cambiando según cumplimos años», se puede establecer una recomendación genérica de ahorro anual en base a la inflación, a la edad y al sueldo promedio de cada persona.
Es por ello que, a partir de dos tablas realizadas por Abante Asesores, se puede observar lo que debería ahorrar una persona que quiera obtener cuando se jubile una renta adicional a la pensión de la Seguridad Social de 1.000 y 2.000 euros al mes, teniendo en cuenta la inflación y la edad a la que este individuo ha empezado o va a empezar a ahorrar.
Las opción de ahorro más típica de cara a la jubilación, para Antoñanzas, «es el plan de pensiones». Pero también hay personas que «ahorran en bienes inmuebles o mediante fondos de inversión». El primero de ellos, aunque es un «producto atractivo desde el punto de vista financiero y fiscal, muchas veces no es suficiente para generar ese colchón adicional a la Seguridad Social», explica Satrústegui. Por ello, una alternativa eficiente para generar ahorros pueden ser los fondos de inversión.
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Un plan de pensiones es un producto financiero diseñado para ayudar a las personas a ahorrar para su jubilación. Funciona mediante la creación de un fondo de inversión en el que se aportan regularmente cantidades de dinero durante un período de tiempo determinado. Este fondo se invierte en diferentes activos financieros, como acciones, bonos o fondos de inversión, con el objetivo de generar rentabilidad a largo plazo.
El dinero invertido en un plan de pensiones está sujeto a ciertas condiciones, como la limitación de aportación anual de 1.500 euros y las restricciones en cuanto al momento en que se puede retirar el dinero. Normalmente, sólo se puede retirar el dinero en el momento de la jubilación o en casos de enfermedad grave o fallecimiento.
Los planes de pensiones son una herramienta importante para las personas que desean asegurarse de que tendrán suficiente dinero para vivir cómodamente en su jubilación.
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Un fondo de inversión es un vehículo de inversión que permite a los inversores combinar su dinero con el de otros inversores para comprar una cartera diversificada de activos financieros, como acciones, bonos o bienes raíces. El fondo es administrado por un equipo de gestión profesional que decide qué activos comprar y vender para maximizar el rendimiento del fondo.
Los inversores obtienen una participación proporcional en el fondo, y el rendimiento del fondo se distribuye entre los inversores en función de su participación. Los fondos de inversión son una forma popular de invertir para personas que buscan diversificar su cartera, reducir el riesgo y tener acceso a una gestión profesional de sus inversiones.
Para Abante Asesores, los fondos de inversión, así como el fondo de fondos, son especialmente eficientes porque «ofrecen una gestión profesionalizada, permiten una mayor diversificación, presentan ventajas fiscales y están fuera del balance de la compañía». Opinión que comparten también desde Tressis, señalando que ellos «recomiendan por encima de cualquier otra, los fondos de inversión, que permiten invertir con total liquidez en cualquier activo, geografía, etc. y cuentan con la gran ventaja del diferimiento fiscal hasta el momento del reembolso».
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Los bienes inmuebles son aquellos activos que no se pueden mover y que están fijados a un lugar físico, como terrenos, edificios y casas. Los bienes inmuebles son importantes porque son una forma de inversión a largo plazo y pueden generar ingresos mediante su alquiler o su venta a un precio más alto que el que se pagó por ellos. Según Antoñanzas, las personas «pueden mantener en régimen de alquiler los bienes inmuebles para el día de mañana, si necesitan fondos adicionales, venderlos y materializar su ahorro en dinero».
En este sentido, el problema que plantea Satrústegui en relación con los activos inmobiliarios es que, a diferencia de los fondos de inversiones, generan muy poca liquidez. Es decir, si sucede otra crisis como la del 2008, «puedes malvender acciones de forma rápida, pero no puedes hacerlo así con una casa, que necesita de una transacción mucho más lenta y complicada». Por ello, Satúrstegui plantea la importancia de tener «un poco de los tres activos» ya mencionados.
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