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Llegó a La Rioja desde su Colombia natal hace dos años y medio en busca de un futuro mejor. Su formación, en patronaje, corte y confección, y una vida laboral en su tierra vinculada al sector de la costura de poco le sirvieron. La edad, ... cerca ya entonces de los 40 años, tampoco ayudaba. «Solo surgían trabajos esporádicos, sustituciones de bajas, con contratos muy temporales y poco sueldo», explica Carolina, para admitir que «la vida en casa empezó a no ser fácil, porque teníamos dificultades económicas, porque tengo tres hijos todavía menores de edad y con el trabajo de mi pareja no alcanzaba para los cinco y era imposible llegar a fin de mes».
No se rindió. No buscó ayudas, sino oportunidades laborales. «Me tocó adaptarme y tocar puertas y llamé a la de la Fundación Cáritas Chavicar», asegura con una sonrisa. Allí atendieron su llamada y, tras realizar una formación piloto orientada al sector de la hostelería, el destino la llevó a completar su preparación con prácticas en un hotel de Logroño en el que le ofrecieron un contrato que aceptó encantada. «He tenido la suerte de quedarme aquí, empecé en marzo, hace dos meses y medio, y me han dicho que el trabajo está garantizado al menos hasta que llegue la temporada baja, así que me ha cambiado la vida», confiesa entre risas de tranquilidad.
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Con cinco días de trabajo y dos de descanso por semana, su misión es la limpieza de 10 habitaciones en las cuatro horas de jornada que figuran en su contrato. «En algunas ocasiones son 13 o 15, pero entonces ya estoy dos o tres horas más y me las pagan como extras», aclara, para admitir que «es agotador, pero yo estoy feliz porque tengo mi trabajo y puedo llevar dinero a casa para poder comprar comida. Aunque llegas cansada, al día siguiente cuando tengo que regresar al trabajo voy contenta, porque me gusta lo que hago».
Su voz suena alegra al verbalizar lo que siente: «Estoy feliz por haber tenido esta oportunidad, le doy gracias a Dios y también a la Fundación Cáritas Chavicar, que es la que me ha ayudado a no tener que vivir con el temor de qué va a pasar mañana», se despide emocionada.
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