Secciones
Servicios
Destacamos
El pasado 18 de abril un tal Mohamed Benbatouche ingresó en el Hospital San Pedro de Logroño. Entró por Urgencias, y directamente a la UCI: insuficiencia respiratoria aguda, neumonía avanzada. Covid.
Uno de tantos, sobre todo tratándose de un hombre de 72 años. Sólo que ... no era uno de tantos: Benbatouche no existía, y el nuevo paciente de la UCI del hospital logroñés era Brahim Gali, el líder del Frente Polisario, el grupo que lucha por la independencia del Sáhara Occidental frente a Marruecos.
En esos días, muy pocos en La Rioja sabían quién era Gali. O en España. Ahora, mes y medio después, el nombre se ha hecho famoso, mientras Logroño y su hospital acababan apareciendo en más medios de comunicación de lo que lo habían hecho en las últimas décadas.
El grave estado de Gali (enfermo ya desde hace unos años de cáncer, contagiado de Covid en abril) motivó una operación que intentaba ser discreta: entró por el aeropuerto de Zaragoza con pasaporte diplomático, para después ser trasladado por una ambulancia del Seris y ser registrado en el San Pedro con ese nombre falso e identidad argelina.
Pero el secreto era difícil, sobre todo tratándose del enemigo número uno de Marruecos. Primero fue «Jeune Afrique», un medio especializado en el continente, quien daba la voz de alarma. Fue el viernes 23. Esa misma noche, pese a muchos desmentidos y el mutismo absoluto del Gobierno riojano (que se ha mantenido hasta el día de hoy) este medio pudo confirmar todos los extremos: que el paciente del San Pedro era Gali, y que estaba ingresado aquí para intentar salvar su vida del Covid.
Noticia Relacionada
Y desde ahí, la tormenta. Marruecos tardó en reaccionar oficialmente, pero cuando lo hizo fue para presionar muy fuertemente a España. Primero diplomáticamente, y luego con su otra arma: la inmigración. La semana del 17 de mayo abrió la frontera marítima de Ceuta, y permitió que unas 10.000 personas cruzaran a nado hasta la playa del Tarajal, en la mayor crisis migratoria que se recuerda en sólo tres días.
Mientras el gobierno español aducía «razones humanitarias», Gali mejoraba en el San Pedro, a la par que le crecían las causas judiciales. Asociaciones pro marroquíes resucitaban viejos casos por terrorismo, genocidio o incluso violación. En ninguno de ellos ha encontrado la Justicia española indicios de culpabilidad suficientes como para prohibirle abandonar el país, como pedían sus acusaciones.
Así, tras una declaración, este mismo martes, vía telemática ante la Audiencia Nacional, y sin ninguna medida cautelar, Gali era libre de marcharse.
Y eso hacía sin perder tiempo: contra el consejo de los médicos, en estado de extrema debilidad y aún sondado, Gali tomaba el alta voluntaria y abandonaba el San Pedro vía Pamplona, para volver de ahí a Argel.
Una salida apresurada para un mes y medio de tensión. Y un suspiro de alivio en las autoridades sanitarias riojanas. Silencioso, pero audible.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.