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En algunas de las situaciones más delicadas que puede afrontar un policía, como un atrincheramiento, un secuestro o un intento de suicidio, resulta clave la ... labor de agentes como Juan Carlos Tejedor, negociador y secretario general de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja. Su figura desempeña una función de destacado carácter mental, que pone en valor la escucha y la comunicación en las actuaciones, y que también conlleva una intensa carga emocional a gestionar.
Como él, otros efectivos de la Policía Local, de la Guardia Civil, Bomberos, profesionales del 061, teleoperadores y el equipo de Respuesta Inmediata de Intervención Psicosocial de Cruz Roja, compartirán este jueves sus experiencias (a las 19.30 horas, en el Espacio Lagares de Logroño) en una jornada organizada por el Teléfono de la Esperanza. La campaña, que lleva como lema 'Detrás de cada uniforme hay un corazón', busca visibilizar la salud mental de los profesionales de emergencias, aquellos que intervienen al límite, que cuidan y salvan, como hace Tejedor.
«En un intento autolítico, a una persona encaramada a una altura no le puedes decir 'no te tires', le tienes que peguntar por qué se quiere tirar», comenta Tejedor, que expone que en este tipo de actuaciones «lo básico es no dirigirse primero al objetivo sino la escucha activa». «Tenemos que saber lo que ocurre, qué le ha llevado a ese punto crítico, y darle importancia, dejar que la persona hable, conseguir empatizar y lograr un nexo de confianza, será entonces cuando tengas cierta capacidad de influencia y trataras de abordar el cambio de comportamiento», explica el policía nacional.
La formación como negociador valora aspectos como «la empatía, la creatividad, el autocontrol de lo racional y lo emocional, la gestión de situaciones o tus conocimientos, la capacidad comunicativa», comenta Juan Carlos Tejedor, que, añade, ese proceso de especialización «te ayuda además a conocerte más a ti mismo, a ver de lo que eres capaz».
En su trayectoria recuerda casos que le han marcado, «como el de una mujer mayor que se suicidó en Navidad al escuchar a sus hijos discutir porque ninguno quería quedarse con ella», si bien «en estas situaciones te queda la connotación de que sí hay oportunidad, que verdaderamente se puede actuar». Y es que, desde la vertiente más positiva, aprecia «la satisfacción de poder ayudar a otras personas a valorar que existen soluciones en su vida, otras opciones».
Todas estas intervenciones «afectan, uno no es de hielo», reconoce Tejedor. «Necesitas ventilar todo eso emocionalmente, a veces con un amigo de confianza, otras acudiendo a compañeros, escuchando experiencias de otros profesionales... es bueno hablar las cosas», añade, detallando que en la propia Policía Nacional existe «un equipo psicosocial encargado de ayudar a todos y con una gran predisposición».
A sus intervenciones se suman, además, las que llevan a cabo José Ignacio Ruiz Azpiagu (médico de Emergencias) y Manuel Martínez Castillejo (bombero del CEIS-Rioja), que también compartirán este jueves en el evento organizado por el Teléfono de la Esperanza.
El médico José Ignacio Ruiz Azpiazu, coordinador de Equipos del Servicio de Emergencias (061), otro de los pilares que sustentan muchas intervenciones críticas, reconoce que «aunque intentemos verlo desde el punto de vista profesional, poniendo conocimiento y experiencia, determinadas circunstancias te dejan huella». Señala en relación a ello que «en la facultad se enseña psicología para atender, no para ser atendido; termina siendo tu experiencia lo que ayuda a controlar las emociones y a separar tu vida personal de lo que has atendido», y añade que «en ocasiones la mejor terapia es el cambio de guardia, cuando cuentas a los que entran lo que ha sucedido, si ha habido algún caso llamativo... ese momento de compartir con tus compañeros te hace sentir comprendido». Además, comenta que «es habitual después de algún incidente crítico hacer reunión de equipo». Finalmente, afirma que «los propios profesionales de emergencias vamos perdiendo el miedo a reconocer que podemos necesitar ayuda».
Bomberos como Manuel Martínez Castillejo, que trabaja en la base del CEIS de Arnedo, son en ocasiones la primera unidad de actuación en situaciones complejas como accidentes de tráfico o entradas a viviendas. «Son momentos en los que la tensión te lleva a tirar para adelante, hay que tomar decisiones rápidas y sacas el trabajo», explica, «y a veces piensas que te pones el traje y es una coraza, que todo esto no te va a afectar, pero sí lo hace». Comenta Martínez Castillejo que «los sentimientos suelen aflorar en el parque, entre los compañeros», y por ello reclama mejorar en estos aspectos: «Por fortuna, ahora tenemos más medios y existe mayor concienciación, especialmente entre los jóvenes, pero sería interesante que tuviésemos un seguimiento y lugares seguros fuera del parque». Recuerda, finalmente, «un accidente en el que excarcelamos a una madre y una niña de 7 años, y de vez en cuando, la niña viene al parque a traernos una carta y unos bombones, unas pastas... Es algo que motiva».
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