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Un acoso que se traslada de la escuela a las redes

Un acoso que se traslada de la escuela a las redes

Ciberacoso ·

El 'bullying', que se recrudece por el «mal uso» de plataformas sociales, por el anonimato y falta de control parental, va más allá del que se produce en las aulas

Domingo, 6 de noviembre 2022, 01:00

Algo pasa en las aulas riojanas cuando, en apenas dos meses de curso, se están incrementando las consultas, los seguimientos y los casos de acoso escolar. La percepción de que este año está siendo «terriblemente movidito», que el acoso es «más contundente» y que hay «varias llamadas» de familias sobre casos que siguen latentes, la ofrece la presidenta de la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE Rioja), Beatriz Burgos, que asegura que ya han atendido 7 casos, cuando el año pasado por estas fechas asistieron tres; y 15 en total.

Estos datos no son más que la punta del iceberg de una problemática que va en ascenso. De hecho, según el estudio elaborado por la ONG Educar es todo y Totto, uno de cada cuatro estudiantes es víctima de algún tipo de acoso escolar. «Hay muchos más casos de los que atendemos porque, en el acoso escolar, el silencio es la ley prioritaria. Es muy complicado que los chavales te cuenten lo que les están haciendo por la vergüenza, negatividad y autoculpa que sienten a veces», resalta.

Por estas emociones pasó, de hecho, Lucía Echegaray, que sufrió un calvario ininterrumpido de acoso escolar durante catorce años en Pamplona. «Lo que al principio eran cosas inocentes, pasaron a ser motes e insultos cada vez más fuertes. Cogí la costumbre de culparme a mí misma, porque me sentía ese bicho raro al que nadie ayudaba. Los profesores me decían que todo sucedía porque era muy callada y que los demás no querían ser mis amigos, por lo que lo viví con culpa y vergüenza».

  • 1. Prestar atención a los cambios en la conducta del niño, especialmente si se muestra triste o irritable, cuando no es habitual.

  • 2. Presenta síntomas psicosomáticos, como los dolores de barriga, sobre todo durante los domingos.

  • 3. Han dejado de invitarle a las fiestas de cumpleaños, o quiere dejar actividades extraescolares o deportes que son su pasión.

  • 4. Su material escolar y objetos personales desaparecen, se pierden o se rompen de manera habitual.

  • 5. Prestar atención a si sale solo o sola del colegio, así como a si hay miradas o risas de otros compañeros hacia ellos.

Los efectos del 'bullying' van más allá del sufrimiento. «El acoso escolar es muy dañino, porque muchas veces impide crecer en las relaciones sociales, provoca la pérdida de la confianza en los demás y un mayor aislamiento». «Es una huella imborrable que hay que abordar cuanto antes para evitar que queden secuelas en la vida adulta y para que quienes sufren este tipo de conductas dejen de sentirse culpables», explica la presidenta de ACAE Rioja.

Sobre todo, porque, como apunta Pilar Calvo, decana del Colegio Oficial de Psicología de La Rioja (COP Rioja), «provoca un daño muy importante en la esencia de una persona, en la autoestima y la confianza, rompe el desarrollo de la personalidad y afecta a las relaciones interpersonales». «Me ha costado mucho rehacer mi vida y encontrar amistades. Por mucho que se mejore, olvidarlo es inviable», reconoce Echegaray. De ahí la importancia de la prevención, de la detección temprana, así como de la adopción de medidas en el ámbito escolar y familiar para que «no aparezcan o se reduzcan este tipo de comportamientos».

  • 1. No perder la calma ante la situación, resulta fundamental tratar de abordar el problema con tranquilidad.

  • 2. Escuchar a los niños de manera proactiva para que cuenten las cosas de manera clara y honesta y nunca ponerlo en duda.

  • 3. Proporcionar apoyo incondicional a los niños. Tienen que entender que siempre se les va a intentar proteger.

  • 4. Hablar con el tutor, de manera positiva, sin atacar, para preguntarle si ha notado algo y que esté pendiente.

  • 5. Si se resiste a ir al colegio o la situación va a más, pedir una tutoría o ayuda profesional, como la que presta ACAE Rioja.

El problema es que, según los datos de la Fundación ANAR, las agresiones en grupo han pasado del 43% de 2018 a representar el 73% en 2022. «Es una barbaridad, porque significa que hay una mala convivencia en el aula, pasillo o patio, porque hay muchos chavales que son atacados por varios acosadores». No solo eso: ahora las agresiones verbales y físicas trascienden las barreras del propio centro. «Salen del colegio y sigue habiendo acoso en el parque por parte de los mismos compañeros». En este sentido, el foco hay que ponerlo «dentro y fuera del recinto, porque, aunque se produzca en el parque, también está considerado como acoso escolar».

Por este calvario pasó una madre riojana que, desde hace seis años, todavía lucha para que su hijo deje de ser víctima de esta lacra. «Durante los años de colegio siempre hubo algún compañero que le pegaba. Le encerraban en el baño, le rompían las gafas o le quitaban el material escolar. También hubo un niño que no era del centro y que, en cuanto le veía por la calle, le pegaba balonazos. Un día tuvo que esconderse en el portal porque le estaba esperando con otros dos niños más para pegarle».

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Las redes sociales tampoco ayudan. «El ciberacoso está muy disparado porque muchos chicos y chicas, además de hacer un uso anticipado de los dispositivos móviles, no hacen un uso responsable de las redes sociales», asegura la decana del Colegio Oficial de Psicólogos. Desde ACAE Rioja solo han atendido un caso de 'ciberbullying' en estos dos meses, si bien en la gran mayoría de las otras seis incidencias que se han producido en lo que va de curso «han tenido problemas con el WhatsApp». «Los móviles están aumentando la gravedad del acoso. Antes lo que pasaba en el colegio se quedaba en el centro, o saltaba a la calle, pero ahora las redes están provocando un mayor aislamiento, un mayor sentimiento de rechazo, hostigamiento o amenazas. En WhatsApp se producen un montón de delitos y no se perciben como algo muy peligroso», alerta Burgos. «Hay menores que se amparan en el WhatsApp de sus padres porque piensan que son anónimos y dan cancha a su libertad. Hemos visto muchos vídeos amenazantes en este sentido».

El foco hay que ponerlo dentro y fuera del centro por parte de los docentes y también desde la familia

ÁMBITOS DE ACTUACIÓN

El acoso impacta en el desarrollo, afecta a las relaciones interpersonales y rompe la autoestima

NUMEROSOS DAÑOS

Hay muchos casos que no se conocen por la vergüenza o autoculpa que sienten las víctimas

EFECTO DE LOS AGRESORES

El anonimato, el uso irresponsable de las redes sociales y la falta de control parental son, de hecho, los factores que están detrás del incremento del ciberacoso. «Salvo de chiquitines, es raro que no tengamos WhatsApp de por medio», asegura la presidenta de ACAE Rioja. «Además de que les facilita el anonimato, muchas veces no tienen a nadie delante, por lo que pueden expresar todo lo que quieran», sostiene Calvo mientras añade que también les sirve «para incrementar su protagonismo y poder ante el grupo». «Basan su identidad en la influencia negativa que ejercen sobre alguien y sienten que tienen poder».

De ahí la necesidad de abordar esta problemática desde el ámbito escolar, familiar y social. «Lo primero que hay que hacer es trabajar en casa en una educación en valores, basada en el respeto, porque la diversidad depende de cada uno y todas las personas caben en la sociedad», asevera la presidenta de ACAE Rioja. «En la familia tiene que haber espacio para la comunicación con los hijos para que los padres puedan captar cómo se sienten y se puedan resolver los conflictos», añade la decana de COP Rioja.

En el colegio, sin embargo, hace falta reforzar la inteligencia emocional y las habilidades sociales. «Hay que atender las necesidades psicoeducativas, trabajar los valores prosociales y la regulación emocional a través de todos los programas de diversidad que existen y durante todos los cursos y etapas, especialmente desde la infancia», apunta Calvo. En este sentido, es esencial que los docentes «sean capaces de crear un clima positivo para que los alumnos sientan que están en un ámbito seguro». «Si los padres o profesores ven que un acosado responde mal cuando no es habitual que conteste así, que se pregunten por qué lo hace. Los niños necesitan un apoyo incondicional de la familia y los profesores también los tienen que proteger. Mientras esto no sea real, el acoso no va a desaparecer», concluye Burgos.

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