Borrar
Helena Soto valora las aceitunas de un olivicultor del valle de Ocón en el Trujal de Galilea.

Ver fotos

Helena Soto valora las aceitunas de un olivicultor del valle de Ocón en el Trujal de Galilea. Justo Rodríguez

Año de sombras para el olivar: más oro líquido que nunca

Agricultura ·

La sequía también merma la producción de oliva, que se reduce en un 30% en la DOP Aceite de La Rioja, aunque de excelente calidad

Diego Marín A.

Logroño

Sábado, 10 de diciembre 2022, 01:00

Dice el refrán que el olivo es tan bruto que a fuerza de palos da su fruto. Sin embargo, y a pesar de ser un árbol resistente, la sequía primaveral y estival ha mermado la cosecha de aceituna en La Rioja. Finalizando la recogida de la oliva estos días, desde el Consejo Regulador del Aceite de La Rioja se estima entre un 40 y un 50% la reducción de la cantidad a recoger, sobre todo en los olivares plantados en secano. Así, la merma en la oliva de la Denominación de Origen Protegida no se espera que sea tan drástica, cifrándola las almazaras en un 30%.

La Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población estima que la producción de este año alcance las 10.000 toneladas de aceituna, que se conviertan en 1.700 de aceite de oliva. El año 2020 se alcanzó la cifra récord de producción de aceituna en La Rioja, con 18.093 toneladas que ya se redujeron drásticamente en 2021, con 13.781, a pesar de suponer la cosecha con más hectáreas de olivos plantados, 5.756. De ellas, 1.256 están dentro de la DOP, que en 2021 contabilizó 2.400.000 kilos.

La merma en el cultivo de oliva por la sequía puede sorprender puesto que el olivo es un árbol resistente a las altas temperaturas. El Consejo Regulador del Aceite de La Rioja destaca que los olivos ya venían sufriendo estrés hídrico por falta de precipitaciones durante el invierno anterior y el cultivo ha tenido que afrontar cambios extremos de temperatura. En el momento clave, la floración de primavera, cuando cuaja el fruto, se produjeron las primeras olas de calor, provocando que los árboles den poco fruto. Después, el calor y la ausencia de lluvias deshidrataron las olivas y muchas, incluso, cayeron. Ya lo dice otro refrán: «Flor del olivo en mayo, aceite para todo el año». Por el contrario, además de la ausencia de plagas y enfermedades, la oliva que ha quedado es de excelente calidad.

Álvaro Alonso y su cuadrilla recogen olivas en la almazara de Tricio. Justo Rodríguez

La DOP Aceite de La Rioja cuenta con casi 700 olivicultores y 14 almazaras inscritas, además de una envasadora y 70 marcas distintas. Cada año se suman más extensiones de olivo a la DOP, aunque el Consejo Regulador reconoce que también se dan de baja olivares antiguos cuyo cultivo se abandona por falta de rentabilidad o por el cese de actividad laboral de sus propietarios. El olivo es un cultivo en plena transformación en La Rioja, cada vez más moderno y sofisticado, intensivo y adaptado a técnicas que lo hace más rentable, cambiando el paisaje. De las 2.373 hectáreas de olivo que había plantadas en La Rioja en 1990, en treinta años se ha duplicado la cifra y, con ella, multiplicado por 20 la producción. Sin embargo, el Aceite de La Rioja continúa siendo un producto de proximidad, muy valorado en mercados regionales.

Dos operarios trabajan en el Trujal de Galilea. Justo Rodríguez

Árbol vecero

El Trujal de Galilea se encuentra en plena recogida y prevén cantidades similares a las de 2021. «En regadío no se ha notado tanto, pero puede haber una reducción de hasta el 50% en secano. Cada vez hay más plantaciones nuevas con sistema de riego», señala Helena Soto Torre, gerente del Trujal de Galilea. En el valle de Ocón la recogida se ha adelanta unos diez días, de manera que aproximadamente el 90% de la cosecha ya se ha cosechado, cuando años atrás ya se había terminado antes del puente. «En muestreos lo que hemos notado es mucho desequilibrio. Había olivos antiguos con mucha oliva y otros con nada, imagino que por el clima. La sequía ha sido fundamental», reconoce Helena Soto. «El olivo es un árbol vecero, un año da mucha producción y otro, menos. Este año tocaba mucha y se van a juntar dos igual porque el año pasado, en plena producción, hubo muchas lluvias e inundaciones y no se pudo recoger mucha oliva», advierte Helena Soto. Si un buen año en Galilea recogen un millón de kilos de aceituna, este, como al anterior, esperan que sean unos 700.000 kilos.

Descarga de olivas en el Trujal de Galilea. Justo Rodríguez

«En muestreos lo que hemos notado es mucho desequilibrio. Había olivos con mucha oliva y otros con nada», reconoce Soto

«Supondrá un aumento del precio, también por la subida de materias primas. Pero la calidad ha sido excelente», advierte Alonso

En la almazara Camino de Santiago de Tricio, en cambio, ya han finalizado la recogida y han iniciado la molturación. «La sequía ha afectado bastante en algunas zonas, dependiendo del riego y de cómo se ha tratado. Aunque el olivo aguanta, necesita tratamientos. El problema es que la sequía viene de varios años y cada vez necesita más riegos», expone Víctor Alonso, copropietario de la almazara situada en el valle del Najerilla. Allí se estima que la producción sea de hasta un 30% menos que otros años. Si llegaban a recoger 200.000 kilos en una cosecha, en esta esperan unos 110.000. «Ya contábamos con ello, y supondrá un aumento del precio del litro, también por la subida de materias primas. Pero la calidad ha sido excelente», advierte Víctor Alonso.

Pedro Soto, gerente del Trujal de Galilea, cata un aceite. Justo Rodríguez
Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Año de sombras para el olivar: más oro líquido que nunca