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En cinco años, el desembolso de las bajas por enfermedad «ha aumentado un 74%, hasta los 25.300 millones al año», un dinero, recordó Ignacio Marco-Gardoqui, pagado por las empresas y por la Tesorería General de la Seguridad Social. El economista y abogado también dio otro dato en su intervención en el Foro Económico de Diario LA RIOJA: «En España hay 1,4 millones de personas que no acuden a diario a trabajar y, lo que resulta inaudito, un 22% de ellos ni siquiera se toma la molestia de justificarlo con una baja médica».
Revertir esta situación no es sencillo en opinión del ponente, que tampoco se explica cómo es posible que «habiendo mejorado tantísimo la sanidad y habiendo conseguido alargar la esperanza de vida –España es el segundo país por detrás de Japón en ese parámetro, apuntó Marco-Gardoqui–, gracias a la evidente mejora de la atención sanitaria, sigamos con esos elevados índices de absentismo». No se solucionará «mientras no tenga un reproche social y digamos 'oye, jeta, yo hago tu trabajo y a ti te pagan (la baja) con mis impuestos».
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Durante su ponencia centrada en aspectos económicos señaló que en los últimos quince años, entre 2008 y 2023, el Producto Interior Bruto «ha crecido un 3,1% acumulado mientras que el gasto corriente –gasto total menos inversión pública– ha aumentado un 27,3%. Hemos conseguido que el edificio (España) se sostenga recurriendo constantemente al déficit público. Es decir, gastando más de lo que ingresamos». ¿Y hasta cuándo podemos seguir así? Fue una pregunta que también él lanzó a los asistentes así como otra de si «todo lo que gastamos es necesario», en alusión al gasto público. Por ello no dudó en proponer «un análisis del coste y el beneficio» de ese dinero que sale de las arcas del Estado.
Otra de sus reflexiones aludió a la responsabilidad, el fracaso y la cultura del esfuerzo. «Necesitamos reconvertir la mentalidad de los sindicatos. Ellos salen de casa por la mañana partiendo de la base de que siempre hay alguien, en algún lugar, que tiene la obligación de crear el puesto de trabajo que yo tengo derecho a ocupar. Y ese trabajo tiene que ser conciliable, fijo, bien pagado y cercano a mi residencia para no desarraigarme», afirmó. Su propuesta es distinta y «habría que salir de casa pensando que siempre hay alguien en algún lugar dispuesto a ocupar mi puesto de trabajo con la misma calidad de desempeño y una menor contraprestación».
Marco-Gardoqui echa de menos la cultura del esfuerzo, sobre todo entre los jóvenes, «no existe la responsabilidad individual y el fracaso nunca es culpa del fracasado». Mientras que el éxito «no se premia y se considera ofensivo para los demás. No se puede aprobar sin estudiar, el salario no se puede desligar de la productividad, no se puede exigir sin aportar», concluyó.
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