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La tecnología es el último techo de cristal limitador al que se enfrentan las mujeres. Hasta tal punto que la ONU le dedica el Día Internacional de la Mujer de este año en dos vertientes: por un lado, como herramienta de igualdad de género, y, por otro, como nicho de desarrollo del talento femenino.
No existe un estudio que regionalice la situación profesional de las mujeres en las empresas tecnológicas de la información y la comunicación (TIC), pero a nivel nacional la ratio no supera el 20% y es perfectamente extrapolable. Eso analizando los equipos completos. Si se apura más el análisis, para identificar mujeres en puestos directivos, el porcentaje es ínfimo. «Una realidad muy dramática», admite el presidente de las patronal riojana del sector (Aertic), José Luis Pancorbo, sobre todo porque «las mujeres que se dedican a nuestro sector brillan de manera absoluta».
Esta infrarrepresentación femenina en las TIC no es más que el reflejo de un sistema educativo en el que las mujeres renuncian a cursar carreras tecnológicas. Es decir, desde el mismo momento de la formación «la brecha de género es brutal» como «consecuencia directa de que no hay vocaciones», lamenta Laura Urbieta, representante de los colegios profesionales de ingenieros en informática de La Rioja: el CPIIR (ingenieros superiores) y el CPITIR (ingenieros técnicos), de los que es vicepresidenta y presidenta, respectivamente.
Urbieta pone como ejemplo la cifra de alumnas matriculadas en el primer curso de Ingeniería Informática este año en la Universidad de La Rioja: «De los 50 alumnos, sólo nueve, el 18%, son chicas». Y esta escasa representación «se traduce» posteriormente en que «no hay profesionales en el sector, ya que únicamente once, el 13%, de los 80 colegiados somos mujeres». «Para mí es una situación demoledora», confiesa. Un panorama «bastante desolador a nivel europeo, no sólo regional o nacional». Porque, además «no es que mejore la situación». Al contrario, a las mujeres «no les interesa la tecnología y no la estudian».
Los factores que explican esta evolución son múltiples, pero Urbieta destaca uno que, a su juicio, es clave: «A las jóvenes les faltan referentes femeninos de las TIC». Y se explica: «Cuando te fijas en las grandes tecnológicas internacionales no ves mujeres en los puestos de responsabilidad. Tú piensas en un Bill Gates (Microsoft), en un Jeff Bezos (Amazon), en un Elon Musk (Tesla y Twitter)... Y el resultado es que no hay referentes de mujeres a muy alto nivel».
Otro obstáculo es que persisten «ciertos estereotipos de que el informático es un friki que no se relaciona, que está aislado y al que siempre te lo encuentras con el ordenador programando: si me diesen dinero por cada vez que alguien me ha dicho que yo no parecía informática, menudo 'colchoncito' tendría». Y eso desanima a las jóvenes, pero «también a sus familias».
Otra cuestión «problemática» es que «hay estudios que dicen que a partir de los seis años las niñas se sienten en estas materias inferiores a los niños y que intentan delegar ciertas tareas relacionadas con la tecnología a los hombres». «Eso me parece más preocupante, junto al desconocimiento de para qué sirve esta profesión», incide. Porque «todo el mundo tiene en la cabeza qué es un abogado, qué es un médico, pero no todo el mundo tiene en la cabeza lo que hace un informático».
Y a ese desconocimiento de la profesión se le suma «la falta de orientación en los colegios e institutos». Una reflexión que coincide con las recogidas en su último informe por el Observatorio de la Informática en España: todos los gobiernos autonómicos, incluido el de La Rioja, han demostrado una «clara voluntad» de ofrecer contenidos en educación informática tanto en la ESO como en el Bachillerato, pero en su mayor parte se trata de «materias optativas», lo que no asegura la adquisición de conocimientos por todo el alumnado ni que sirvan para germinar vocaciones profesionales.
En consecuencia, Urbieta subraya que son necesarias «acciones para visibilizar» las potencialidades laborales que ofrecen las tecnológicas a las mujeres. «Hay que desarrollar actividades que fomenten profesionales y, sobre todo, que permitan a las jóvenes conocer mujeres referentes del sector. Un ejemplo es vuestro suplemento».
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