SONIA TERCERO

48.000 riojanos cruzan la 'frontera' cada día para trabajar en otra comunidad

Navarra y, a mayor distancia, el País Vasco son los principales destinos; y la industria, el sector mayoritario

Lunes, 7 de noviembre 2022

Un total de 47.796 trabajadores riojanos desarrollan su actividad profesional fuera de la comunidad. Así se desprende del informe del Servicio Público de Empleo (SEPE) correspondiente al ejercicio 2021. En ese mismo año, el mercado laboral riojano registró la entrada de 37.879 asalariados ... procedentes de otras comunidades, lo que arroja un saldo negativo de 9.917 empleados. Es decir, La Rioja 'exporta' más mano de obra de la que recibe. Y lo hace desde hace 18 años de forma ininterrumpida, puesto que 2004 fue el último año en el que entraron más trabajadores foráneos a la comunidad por motivos laborales de los que se fueron.

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'Datos Básicos de Movilidad' es una publicación que el SEPE viene presentando desde hace casi dos décadas a modo de síntesis de los principales indicadores de movilidad geográfica de los trabajadores en España, basada en el análisis de todos los contratos laborales realizados a lo largo de cada año (149.476 en La Rioja en 2021). Dos precisiones. Por un lado, el SEPE considera que hay movilidad cuando no coincide la localidad del domicilio del trabajador y la del centro de trabajo y, por lo tanto, necesariamente se tiene que producir un desplazamiento, con independencia de que éste sea de carácter temporal o permanente. Y, por otro, en este estudio sólo se recogen las relaciones laborales «sometidas al Estatuto de los Trabajadores», es decir, los asalariados, por lo que quedan excluidos los trabajadores que cotizan en el régimen especial de autónomos.

Según el informe de 2021, el perfil del trabajador que sale de La Rioja para desarrollar su labor profesional en otros territorios se correspondió con el de un hombre (28.832 del total de 47.796), con una edad comprendida entre los 30 y los 45 años (17.659) y con estudios primarios (26.799). La mayoría (32.451) tiene nacionalidad española y trabaja en la industria (23.407) en un puesto que no exige cualificación (27.013). Estos rasgos son similares al patrón seguido en ejercicios pasados. Como también lo son los destinos de esa mano de obra que, aun residiendo en La Rioja, se desplaza a otras provincias para trabajar. Incluso diariamente, aunque la estadística del SEPE no desagrega este dato.

Así, los principales flujos de salida de La Rioja en términos laborales durante el año pasado permanecieron asociados a factores como la proximidad de la región con otras provincias. Navarra encabezó el escalafón, ya que recibió a 27.231 asalariados riojanos, el 57% de todos los que salían. Le siguió a mayor distancia el País Vasco, con 9.770, de los que solo Álava copó el 85,9% (8.389 en términos absolutos). Otros 2.115 riojanos trabajaban en la Comunidad de Madrid, 1.569 lo hacían en Castilla y León, y 1.334 en Andalucía.

En cuanto al flujo de entrada de empleados de otras regiones a La Rioja, los datos de 2021 tampoco arrojan variaciones significativas respecto a los análisis de anualidades precedentes. El año pasado, un total de 37.879 asalariados empadronados en otras provincias trabajaban en empresas riojanas. Pero principalmente lo hacía en explotaciones agrícolas, en concreto, 17.754, lo que supone prácticamente la mitad (46,9%).

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LA CIFRA

  • 85.675 trabajadores supone la movilidad laboral: 47.796 que, residiendo en La Rioja, desarrollan su vida profesional fuera de la comunidad y 37.879 que viven en otras provincias y trabajan en empresas riojanas.

¿Y de dónde vinieron? Pues fundamentalmente de Navarra (9.938), Andalucía (6.028), País Vasco (5.014), Castilla y León (2.982) y Cataluña (2.875).

Las características de esta 'inmigración' laboral interterritorial de 2021 fueron análogas a las del perfil de los riojanos que salieron: hombres (26.301), de 30 a 45 años (14.920) y con un nivel de estudios básico (23.014). La nacionalidad mayoritaria fue la española (20.994) y el principal grupo ocupacional, el de los trabajadores no cualificados (17.758).

José Manuel y Eneko | Empleados de Mercedes

«La mayor parte de los días viajamos con más compañeros y compartimos los gastos»

José Manuel y Eneko, en la planta vitoriana de Mercedes-Benz. E. G.

Eneko mantiene unos horarios muy estrictos: si entra en el turno de mañana, que empieza a las 6 horas, tiene que ponerse en camino a las 5.10 para llegar al 'curro' a las 5.40, lo que le da el tiempo suficiente para cambiarse de ropa y estar puntual en su puesto de trabajo. Si va de tarde (14 horas) ha de salir a las 13.10, y si es el nocturno (22 horas), lo hace a las 21.10 horas.

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Esta es la exigente disciplina a la que este joven residente en Haro se somete semanalmente desde hace siete años para trasladarse desde la capital del Rioja a Vitoria, en concreto, a la factoría de Mercedes-Benz, donde trabaja como operario en la fabricación de furgonetas.

Más o menos similar a la que sigue su padre José Manuel, pero este lleva más tiempo, desde el año 2000, cuando decidió trasladar su residencia de la capital alavesa a Haro «por el precio de las viviendas».

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Padre e hijo no se desplazan juntos a la fábrica «porque tenemos diferentes horarios», afirman. Pero Eneko suele viajar acompañado para compartir gastos: «La mayor parte de los días hago el trayecto con otros compañeros. A veces somos solo dos, pero hay semanas en las que vamos completos, cinco en total (en ocasiones todos de La Rioja, ya que también hay otro trabajador de Haro y tres de Logroño), con lo que entonces sólo pongo mi coche uno de los cinco días».

Por su parte, José Manuel comparte vehículo con un único compañero: «Al principio eran cuatro, todos de Haro, pero uno se jubiló y otro se fue al extranjero», explica su hijo.

De momento, y por fortuna, el coste del traslado (la empresa no les da ninguna ayuda económica para sufragar los desplazamientos hasta la factoría) es el mayor inconveniente de tener que trasladarse fuera de La Rioja para trabajar: «Hasta ahora no hemos tenido ningún accidente de tráfico; que yo recuerde sólo en tres ocasiones hemos tenido algún problema porque se han cruzado jabalís en la carretera».

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Con todo, Eneko sostiene que «de momento no me he planteado emplearme en La Rioja por esta razón. Estoy muy contento en Mercedes-Benz y no barajo hacer un cambio».

Verónica | Oficial de notaría

«Nuestra jornada laboral tiene dos horas más que la del resto de los trabajadores»

Verónica después de dejar su vehículo aparcado al amanecer. L. R.

Verónica empezó a trabajar en Vitoria una vez finalizada la carrera de Derecho y el máster, con 24 años. Envió el currículum a muchos sitios –Haro, Logroño, Vitoria, Santo Domingo, etc.–, y el primero del que le llamaron fue una notaría de allí.

Considera que tener que desplazarse conlleva bastantes inconvenientes. «Al importe del kilometraje se suma el peligro de estar en la carretera todo el día, con todas las inclemencias posibles (lluvia, nieve, niebla, ventisca...) y el simple riesgo de que tú lo hagas mal o lo pueda hacer otro conductor», señalaba. Además, destacó el desgaste que sufre el vehículo, la gasolina, las ruedas, el aceite, etc. «Un coche normal, al final, tiene más vida útil. Yo le meto 100 kilómetros todos los días. Y desde la subida de la gasolina gasto entre 80 y 100 euros más al mes», detallaba.

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Otro de los aspectos que resaltaba es que la jornada laboral es más amplia: «Tiene dos horas más. Tampoco tengo plaza de garaje asegurada en mi trabajo, por lo que, además de los 35 minutos hasta Vitoria, tengo que entrar hasta el centro urbano y aparcar. Yo lo hago en la zona de la universidad por no perder tiempo. Si no, tendría que alquilar una plaza de garaje o pagar una zona azul o verde y sería inviable, la ruina».

Verónica lleva a una chica desde hace siete años. «Compartimos la ida, pero no la vuelta porque nuestros horarios no coinciden. Aunque les cobras algo ínfimo, también te hacen compañía, lo hemos pasado mal en nevadas».

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En cuanto al sueldo, siempre se ha dicho que en Álava se gana más que en La Rioja, pero «tampoco sé hasta qué punto –reconocía–. Pueden ser de 100 a 200 más, que al final te lo dejas en la gasolina».

Ha intentado buscar trabajo en La Rioja. «Pero al final, donde conocen como trabajo es en Vitoria. Y en mi sector el 'boca a boca' es muy importante. Por eso creo que tengo difícil trabajar aquí».

En resumen, considera que compensa, porque lo importante es tener un trabajo. «Pero es duro, acabas cansado, quemado de tantas horas en la carretera. La gente que vive en ciudades grandes como Madrid está acostumbrada a invertir horas en desplazamientos. Pero yo, al vivir en un pueblo, creo que tengo un baremo diferente del tiempo».

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