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Jorge Alacid
Jueves, 29 de junio 2017, 12:09
Primero llegó Félix Caperos, luego compareció Francisco Ocón. Ambos estaban citados a primera hora de la tarde en los estudios de TVR, entrevistados en el programa La Lupa en plena campaña de recogida de avales. Su partido, el PSOE, les ha ... dado de plazo hasta el sábado para que desvelen si cuentan con las firmas de 120 militantes que les permitirían concurrir a la carrera por liderar el partido. Ante las cámaras, reiteraron el discurso central del mensaje con que aspiran a relevar a César Luena. Pero lejos del escrutinio del ojo público, no sólo compitieron entre sí: también rivalizaron con el aire acondicionado. Difícil encontrar mayor frialdad.
Porque gélido fue su saludo inicial, al que siguió un premeditado alejamiento físico. En solitario, Caperos aguardó en el estudio a que arrancara el programa, mientras Ocón esperaba (acompañado por Raúl Díaz, uno de sus lugartenientes) en una estancia adyacente. Y frío el lenguaje gestual e inexistente el verbal mientras protagonizaban el segundo acto: el sorteo de intervenciones, para que ninguno pudiera quejarse de favoritismos.
Glacial apretón de manos y sonrisas forzadas ante el fotógrafo: Ocón bromeaba con el bronceado artificial de Caperos (recién pasado por la sala de maquillaje), mientras el alcalde de Casalarreina, que intervenía en primer lugar, reclamaba que su rival no pudiera escuchar sus palabras. Así que Ocón se marchó al cuarto oscuro mientras Caperos construía el mismo tipo de discurso que contenían sus primeras declaraciones.
Que resultó ser casi un calco del que luego edificó su contendiente. Caperos reivindicaba el municipalismo como esencia del ADN del PSOE y Ocón, otro tanto. Con una particularidad: recordando que cuando llegó como número dos a la sede de Martínez Zaporta, Fuenmayor era el municipio más poblado con alcalde socialista. «Hoy gobernamos en seis de las ocho cabeceras», recalcó. Caperos proponía «sumar e integrar» y Ocón, un partido más abierto. Y otra coincidencia. Su devoción por la palabra mágica: cambio. «La Rioja necesita un cambio y para eso el PSOE también necesita cambiar», enfatizó el alcalde de Casalarreina. «Las políticas se cambian desde el Gobierno», resaltó el secretario de organización.
¿Diferencias? Alguna hubo, pero no muy evidentes. Así como Caperos no ocultó que en las recientes primarias nacionales respaldaba a Susana Díaz («Yo siempre me mojo», afirmó), aunque luego recordó que «cuando un proceso interno acaba, yo apoyo al líder que apoyen los militantes», Ocón se refugió en su conocida ambigüedad al respecto... trufada esta vez de cierta decantación hacia el líder vencedor, al actual secretario general: en efecto, mientras recordaba que como miembro de la gestora federal prometió ecuanimidad (y que puesto que no se pronunció en su momento desvelar ahora sus preferencias le parecía «ventajista»), a nadie que atendiera sus palabras se le escapaba el subtexto. Esto es, que su favorito era Pedro Sánchez.
Una predilección que se reflejó en su respuesta a la pregunta que sobrevuela estos días el debate político en torno a la España plurinacional, porque su dictamen se parece bastante al que suscribe su nuevo jefe. «España es una nación y eso es indiscutible», contestó, «pero hay un enorme debate por el problema de encaje territorial de Cataluña y el inmovilismo no es una solución». ¿Respuesta de Caperos a la misma pregunta? «España es una nación diversa y plural».
En resumen, el eterno juego de las diferencias. Caperos abandonó el estudio y Ocón ocupó su silla evitando los dos siquiera rozarse. El primero se fue camino de Casalarreina sin despedirse de su rival. Tampoco se quedó a la entrevista. Temperatura bajo cero: en la sede de TVR no se necesitaba aire acondicionado. Servían para regular la temperatura los recados que se habían enviado los candidatos a través de los micrófonos. Caperos: «El aparato no está a mi favor pero los aparatos no deciden últimamente gran cosa». Ocón: «Cuento con un equipo muy amplio. Todo proyecto personal está condenado al fracaso».
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