Renfe ha decidido que el Alvia no es para el verano, que a los riojanos ya nos vale de tanto capricho -que si alta velocidad, que si altas prestaciones- y que de aquí a vaya usté a saber cuándo nos habremos de conformar con un ... Intercity si queremos ir a Madrid o volver de la capital en la única conexión ferroviario diaria que enlaza la galáctica estación logroñesa con la de Atocha y viceversa.

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El Alvia, ¡por Dios!, que fue aquí vendido como las tortas a falta de pan, ha desaparecido de la oferta del monopolístico operador ferroviario como por ensalmo. Como hacía desaparecer David Copperfield aviones o la Torre Eiffel. Lo mismo ha hecho Renfe con su tren: «Con los polvos de la madre Celestina y el padre Cucharón, que se esfume hasta el último vagón».

El Alvia, ¡por Dios! Y puesta en lo peor, Renfe, el brazo ferroviario de Fomento, ese Ministerio que tanto se desvela por esta región, se ha fumado el Alvia con alevosía preveraniega y descojono nocturno, a la chita callando, sin un mal aviso - ding, dong, señores usuarios, el Alvia necesita una de chapa y pintura» o que sé yo-.

En fin, que llueve sobre inundado, que esto es la gota malaya y que algún día habremos de perder la paciencia como hemos perdido el tren. Siquiera, que se lo diga Cuevas al ministro cuando se pase por Fomento.

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