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Marcelino Izquierdo
Domingo, 21 de mayo 2017, 15:56
Con motivo de su 120 aniversario, celebrado en el 2014, tenía previsto la Cocina Económica de Logroño publicar su historia, su ayer y su hoy, en un libro que le fue encargado a Pelayo Sáinz Ripa. Pero sucedió que Sáinz Ripa, sacerdote, último abad de ... la catedral de Santo Domingo de la Calzada e investigador con larga trayectoria de publicaciones -siguiendo los pasos de su hermano Eliseo-, falleció en el 2013 y, pese a haber concluido prácticamente su labor, se hacía necesario dar algunos retoques y llevar a cabo una selección de imágenes. Ahora, por fin, aparece 'Cocina Económica de Logroño', obra póstuma de Pelayo, en la que invirtió los últimos años de su existencia y de su sabiduría.
Corría la última década del siglo XIX cuando el aristócrata sevillano Augusto Plasencia y Farina, maestrante coronel de Artillería y conde de Santa Bárbara, hacía realidad su propósito de que a ningún logroñés le faltara el alimento y que tampoco lo recibiera como limosna.
Después de remover Roma con Santiago y de contar con el respaldo de las fuerzas vivas riojanas y de las Hermanas de la Caridad de Sevilla -ciudad en la que ya funcionaba una 'tienda-asilo'-, el proyecto cobró vida. De hecho, siete hermanas de la Caridad sevillanas se trasladaron hasta La Rioja. El 26 de septiembre de 1894 fue inaugurada la Cocina Económica de Logroño, bajo la protección del conde de Santa Bárbara y del entonces alcalde de la ciudad, en el edificio del antiguo teatro Liceo.
En la calle Ruavieja
La imagen antigua que acompaña este reportaje corresponde al año 1911, cuando la institución benéfica aún seguía enclavada en el Liceo, al principio de la calle Ruavieja, donde hoy se levanta un albergue de peregrinos.
La cocina económica de hierro, que en la foto aparece rodeada por varias hijas de la Caridad y otras colaboradoras, contaba con un juego de hogares y rejillas para tres fogones, que permitían guisar 6.000 raciones de comida en 24 horas. El menaje era abundante: 15 marmitas de hierro galvanizado de diferentes tamaños, 15 docenas de cucharas, 17 de tenedores, 63 vasos de cristal, 200 platos de loza y 5 cazos para repartir las raciones; y, para servir los platos, un mostrador de mármol de 10 metros de largo.
Nueva sede social
Dos décadas después de su puesta en marcha, la Cocina Económica buscó nuevas instalaciones, para lo que se eligieron unos solares situados entre las calles Rodríguez Paterna y Cadena, muy próximos al Hospital Provincial, donde la comunidad de Hermanas de la Caridad tenía su centro de operaciones. Desde 1914 hasta la actualidad, esa zona de Logroño sigue acogiendo a una de las entidades sociales más apreciadas por los logroñeses.
«Puede considerarse sin duda nuestra Cocina como el más socorrido centro asistencial de la ciudad hasta los años 60 del siglo XX. Y en los oscuros tiempos del racionamiento y del hambre del pueblo, pocas instituciones la superan en dignidad. Y en afectos bien merecidos». Las palabras de Pelayo Sáinz Ripa son fiel reflejo del papel de la institución, que durante las últimas décadas ha seguido evolucionando acorde a los tiempo: Programa de Acogida y Atención Integral (1994), Alojamiento alternativo (2005), Centro de Educación Infantil Entrepuentes (2005) o Proyecto Alasca (2006), sin olvidar su labor con los inmigrantes, temporeros o los miles de desheredados de la reciente crisis económica.
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