Pues que vino el ministro, y se fue el ministro. Un hombre admirable, el ministro: el día anterior estaba en la China con el presidente haciendo esa especie de trote raruno que hace Rajoy para hacer ejercicio. Y el día siguiente, lo dicho, en el ... pueblo: cortando una cinta en Recajo, que eso siempre presta.

Publicidad

Lo que inauguró el ministro está bien, claro: un enlace que ha costado medio siglo hacer entre una autovía que se marcaron los navarros por su cuenta, riesgo y presupuesto (forales, ellos) y una autopista de pago que es nuestra mejor opción para no irnos matando por la carretera. Pero bueno, que ahí está.

Por lo demás, promesas. La primera es inmediata. Que se intentará duramente que para el verano los camiones tengan que irse todos por la AP-68. El anuncio no está, en principio, mal, porque la correspondencia es directa: si hay menos camiones por la N-232, se matará menos gente. Pero la cosa tiene dos peros. Uno es importante: que si antes queríamos que la pasta que eso cuesta la pagara casi toda Madrid, ahora la pagará casi toda La Rioja. Como no somos forales, nos toca menos de la caja de todos. ¿Que no les parece a ustedes bien? Pues háganse ustedes vascos.

El otro pero es mas importante: nada se ha dicho de que Navarra y Aragón entren en el trato. Es decir, los camiones tendrán que irse obligatoriamente por la N-232... hasta Alfaro. Ése, precisamente ese tramo, seguirá igual. Y ése, precisamente ese tramo es el que más gente ha matado en La Rioja: más de 30 en lo que va de siglo.

En fin, ministro, un placer. Nos ha dejado usted encantados. Hasta la próxima.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad