Un grupo de vecinos de Valdeperillo y de Cornago, en la plaza de la fuente de la pedanía. Una de las mujeres intenta, sin éxito, encontrar cobertura para su teléfono móvil.

La vida sin Internet ni 4G

Valdeperillo sólo dispone de conexión en la Ciberteca y hay varias vecinas que no tienen más que el teléfono fijo de sus viviendas

Sanda Sáinz

Lunes, 1 de mayo 2017, 21:37

En Valdeperillo, pedanía de Cornago, Presen y Lorenza, que tienen 84 años, viven ajenas a las nuevas tecnologías. No saben que es el 4G y nunca han utilizado Internet. Ni siquiera tienen teléfono móvil, sólo fijo.

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Quedamos con ellas en la Ciberteca y luego ... dimos una vuelta por el pueblo. Acuden Ascen, Manu y Carmina, y Belén y Maricarmen (cornaguesas de visita). Manu lleva tres años allí, buscaba tranquilidad y alejarse del bullicio de Guecho. Carmina, de 77 años, reside en Zaragoza pero viene a menudo a Valdeperillo. Faltan algunos vecinos, pocos más, que están trabajando.

Todos coinciden a la hora de explicarnos los problemas de esta zona rural. Hay quienes no disponen de línea de teléfono fijo (tanto habitantes permanentes como los que están esporádicamente) y sufren dificultades en las redes de móvil.

Apenas hay cobertura. En las casas de tres pisos, tienen que buscarla en lo más alto y dejar allí los celulares. Pero hacen la vida en la planta baja y si logran recibir alguna llamada se pasan el tiempo subiendo y bajando. Las señales llegan a determinados puntos y según que momento del día.

A veces salen de sus edificios y comienzan a sonar pitidos de llamadas perdidas. Si van de paseo no resulta raro encontrarse a personas quietas en un sitio donde han cogido unas rayas de cobertura. No se mueven por miedo a perderlas. Y, por la noche, si es algo urgente, incluso han tenido que ir a una era o a la plaza para poder llamar.

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En la antigua casa de la Villa se instaló hace años (doce o más nos dicen) una Ciberteca. Dispone de un ordenador y el único punto wifi. Está en un primer piso y cuando hay mucha gente en el pueblo, la planta baja y la plaza se llenan porque al resto del casco urbano no llega la señal. Además, al haber saturación, la conexión resulta lenta.

Presen y Lorenza comentan que ven a los hijos y nietos con 'cacharros' allí pero no saben qué hacen. Entre risas, las dos mujeres aseguran que nunca han tenido móviles 'ni ganas'. Tampoco hace tanto que disponen de la línea fija. Explican que hasta hace treinta años o menos sólo había un teléfono público, en un cuartito de una casa particular. Hubo que pelear y costó traer las líneas fijas a las viviendas.

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El grupo habla de otros problemas. En los pueblos quitan servicios como las oficinas bancarias y animan a realizar las operaciones por Internet pero ¿qué hacer cuando no hay cobertura?, algo que ocurre también en Cornago cuando se alejan del casco urbano y van al campo a trabajar 'incomunicados', indica Belén. Ascen quiso poner a su madre el botón de teleasistencia hace años pero le dijeron que no podía por la conexión.

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