Juan Salas, director de Desarrollo de Negocio, junto al edificio de la empresa en Santo Domingo de la Calzada. ::

La clave estaba en la cerámica

La empresa de Santo Domingo es uno de los principales fabricantes europeos en mesa de cerámica y exporta a una decena de países

Javier Albo

Lunes, 1 de mayo 2017, 09:44

Los orígenes de Discalsa se remontan a los años 90, en un pequeño local del calceatense barrio de Margubete en el que Francisco Salas y Araceli Santamaría sentaron las bases de una empresa que arrancó con la distribución por el norte de España de marcas ... de mesas y sillas y que, muy pronto, se convirtió ella misma en la marca, con su propia distribución. Hoy, emplea a 34 trabajadores; exporta a diez países y se sitúa entre los tres principales fabricantes europeos en mesa de cerámica. Llegar a esta posición no ha sido fácil y sí un camino cuajado de esfuerzo, riesgo e innovación, en el que casi todo iba cambiando salvo la esencia empresarial propia, que explica Juan Salas, director de Desarrollo de Negocio: «Ser especialista en mesa y tener un concepto de personalización total del producto».

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  • uFundación. Año 1990.

  • uNúmero de empleados. 34.

  • uActividad. Inicialmente, la empresa se dedicó a las mesas y sillas de cocina, pero la crisis económica les obligó a buscar la diferenciación para subsistir y la encontraron en las mesas de cerámica.

  • uLocalización. Calle El Silo. Polígono industrial San Lázaro. Santo Domingo de la Calzada.

En sus orígenes, Discalsa se centró en la mesa de cocina, de la que fue una de las principales fabricantes nacionales. Hasta que llegó la crisis. «Estuvimos unos años invernando y en el 2011 tuvimos que decidir qué hacíamos: o nos reinventábamos, o planificábamos el cierre. Y nos reinventamos radicalmente para convertirnos en un especialista en mesas de porcelana, cerámica», indica Salas de un elemento que, en manos de la firma, fusiona diseño y componente tecnológico.

«Nosotros interpretamos que las demandas de un consumidor de mueble de alta gama tienen dos pilares fundamentales: que pueda tener un elemento prestigioso, de alto diseño, y que al mismo tiempo pueda hacer cosas con él; que pueda vivir su mueble», dice.

Ello habla de una gran especialización, que ha reposicionado a la empresa y que, al mismo tiempo, la ha hecho buscar una amplia expansión geográfica. «En el 2014 empezamos la internacionalización, que hoy en día es el 70% de nuestra facturación, y operamos de forma efectiva en diez países», cuenta el responsable de Desarrollo de Negocio, que apunta a dos grandes retos. «Consolidar nuestros mercados y desarrollar la expansión internacional fuera de la Unión Europea y, también, consolidarnos como referente especializado en mesas de diseño con componente tecnológico». Y añade: «La cerámica, que es nuestro elemento diferenciador principal, es el instrumento, no es el concepto. Consideramos que a este producto le queda un ciclo mínimo de cinco años pero ya estamos llevando a cabo las investigaciones para ver, manteniendo ese concepto de compra, cuál puede ser el nuevo material que podemos aportar al mercado».

Juan Salas encarna la segunda generación y cree que el actual concepto de empresa podría llegar a una tercera pero para ello ve necesario afrontar el reto importante de profesionalizarse al máximo para obtener un crecimiento eficiente que les permita competir de tú a tú en los mercados en los que operan.

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