Vacaciones por Internet: demasiadas mentiras

Y sin embargo Pues, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. O más bien habría que decir que el oro en esta mina escasea un montón. Porque lo cierto es que una amplia mayoría de esas páginas web tienen una tendencia a soltar mentirijillas de lo más dañinas, con lo que al final lo paga caro para el consumidor.

No lo dice cualquiera: lo dice la Comisión Europea, que publicó hace unos días los resultados de una revisión muy exhaustiva de esas páginas web que operan en Europa. La Comisión, en coordinación con las distintas autoridades nacionales de consumo, ha analizado nada menos que 352 webs de comparación de precios y de reservas de viajes online en la Unión Europea.

Los resultados son bastante desoladores. En palabras de la propia Comisión: «Se constató que los precios no eran fidedignos en 235 de las páginas webs, dos tercios de las analizadas». Dicho en plata, que la mayoría de estas páginas mienten, de una manera más o menos grave, a sus clientes. ¿Cómo son esas mentiras? Pues la propia Comisión distingue cuatro tipos principales:

- El final y el inicial no se parecen: en un tercio de los casos, el precio inicial del servicio, que es el que engancha, se ve engordado por conceptos que no estaban incluidos, pero que han de serlo obligatoriamente. Eso es publicidad engañosa.

- Los cebos que desaparecen: en una quinta parte de los casos, en las webs aparecían ofertas promocionales que luego «no estaban realmente disponibles». O sea, se anunciaba un super-precio por un servicio que luego, a la hora de ir a comprar, no aparecía por ninguna parte.

- Y esto ¿cuánto me cuesta exactamente?: en casi un tercio de los casos, «no estaba claro el precio total o el modo de calcularlo», incluyendo impuestos. Eso hace mucho más difícil el proceso de comparar precios o de saber exactamente, hasta el momento final, cuánto se va a pagar.

- El último ¿de qué?: es muy común que bajo las ofertas de estas webs aparezca una indicación que te informa, por ejemplo, de que sólo quedan «dos plazas». Una táctica de márketing como otra cualquiera, que juega con la sensación de urgencia e induce al consumidor a pensar que no va a poder conseguir ese servicio si no se da prisa. Pero la Comisión denuncia que en esas webs debería especificar si esas «dos últimas plazas» se refieren a la disponibilidad total (¿el hotel está a punto de llenarse?) o si se trata de las dos ultimas de las que se pueden comprar en esa web (aunque queden en otras) o si son las últimas que quedan a ese precio Son detalles importantes.

Éstas eran las deficiencias más llamativas, pero no las únicas. Así, en algunas de las páginas de comparativas no se informaba correctamente de quién era el proveedor de esas comparaciones: un dato importante, sobre todo para juzgar su independencia. Y en otros casos no estaba clara la cobertura de esa comparación, algo también relevante: ¿nos está dando la página web una información fidedigna después de haber comparado un montón de posibles hoteles, por ejemplo, o sólo ha seleccionado un conjunto no demasiado representativo?

En otros casos, la Comisión encuentra motivos de duda sobre la veracidad de las supuestas opiniones de los consumidores, un elemento también muy valorado por los compradores a la hora de tomar una decisión.

Ahora, las autoridades nacionales donde estén radicadas esas webs se pondrán en contacto con ellas para que solucionen esas deficiencias, o en caso contrario iniciarán acciones administrativas o judiciales contra ellas. Pero bueno será, mientras tanto, ir sobre aviso: conocer cuáles son las mentirijillas típicas nos debe ayudar a sortearlas.