La enmienda de las tres palabras

Algo así ha sucedido en la política riojana. Digamos que la oposición ha llenado hojas y hojas del diario de sesiones del Parlamento regional denunciando convenios extraordinarios demasiado rutinarios con diferentes ayuntamientos de la región. Decían que más que el tamaño lo que importaba era el color.

Frente a esas páginas, ahora han dado con la fórmula de la claridad, la concisión y la concreción: tres palabras a modo de coletilla en una enmienda a la Ley de Presupuestos ha venido a dar rango legal a parte de su labor de oposición en los 20 años de Pedro Sanz.

El pasado sábado el Boletín Oficial de La Rioja publicaba una edición especial con dos leyes: la de Presupuestos y la que siempre le acompaña. Y con paciencia se llega a la página 12 de la primera, al artículo 26 bis. Ahí está la coletilla. Ese punto no existía en primera instancia. Lo alumbró la novena enmienda parcial del PSOE: «Los convenios que el Gobierno de La Rioja suscriba con los ayuntamientos tendrán carácter excepcional y llevarán incorporada de forma obligatoria una memoria con criterios objetivos que justifiquen la necesidad de los mismos, así como la falta de recursos de financiación por otras vías más equitativas. Se garantizará en todo caso que esta fórmula de financiación municipal excepcional no se preste a la arbitrariedad y el clientelismo político, como viene sucediendo», reza.

Quince diputados, toda la bancada popular, votaron en contra; dieciséis, a favor: los diez del PSOE, los cuatro de Ciudadanos y tres de los cuatro de Podemos (las limitaciones inherentes al voto telemático frustraron el de Natalia Rodríguez).

Detrás de la enmienda está la mano de Francisco Ocón, diputado regional y secretario de Organización del PSOE de La Rioja, que atribuye al artículo un espíritu rupturista, una especie de línea roja entre la vieja y nueva política, y un reconocimiento explícito de que hasta esta norma presupuestaria la arbitrariedad y el clientelismo político formaban parte del, digamos, pliego de condiciones de los convenios extraordinarios entre el Gobierno regional y los ayuntamientos riojanos.

«Es algo que hemos denunciado públicamente en muchas ocasiones. Los convenios en esta comunidad autónoma, durante 20 años, han tenido como base el clientelismo político y la arbitrariedad. Ha sido algo masivo a la hora de gestionar el dinero público que se dedica a los ayuntamientos», adelanta Ocón antes de señalar que una máxima impulsó la redacción del artículo: «Intentar zanjar y terminar con una etapa de 20 años», esto es, con la etapa de Pedro Sanz, dice sin decirlo. Asume que es «extraño» que esto aparezca en una ley, pero cree que era «la mejor forma de dar carpetazo» a los tiempos de mayorías absolutas y rodillos.

La negociación de la enmienda no fue complicada con los diputados de Podemos, que mostraron su apoyo rápidamente. Algo más prolongada con Ciudadanos: «Les explique el motivo, que queríamos que apareciera en la ley porque era la plasmación de lo que ha sucedido, que la norma plasmara la realidad». Y aceptaron.

Ocón defiende los convenios extraordinarios, pero «para casos excepcionales» y con «criterios objetivos». Esto es, que no se imponga la 'Ley Campoamor', la del color del cristal con que se mira...