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Luis J. Ruiz
Lunes, 27 de marzo 2017, 14:17
Hubo un tiempo en el Partido Popular de La Rioja en el que todo era calma y quietud. Las aguas, al menos de cara a la galería, eran extremadamente mansas. Con Pedro Sanz al frente, la foto nunca salía movida. Ese periodo de tiempo comenzó ... en 1993, cuando quienes hoy salen en estas páginas aún lucían tupidas y oscuras cabelleras, piel tersa e ilusión rebosante.
Decidieron que el profesor de Igea tomara las riendas de una formación que tres años antes, en 1990, evidenció su tendencia bipolar en el enfrentamiento entre Joaquín Espert y José Antonio González Garnica. 27 años después de aquello, Cuca Gamarra y José Ignacio Ceniceros competirán en seis días por tomar el testigo de Sanz. El riesgo de fisuras a partir del día 2 está ahí, dejan entrever los entrevistados, que abogan por la generosidad del vencedor y la derrotada... o viceversa.
Joaquín Espert
«Lamento que haya enfrentamiento»
Joaquín Espert, además de Pedro Sanz y José Ignacio Ceniceros, es el tercer hombre que accedió a la presidencia regional guiado por la gaviota (o el albatros, según se vea). Realmente fue el primero, en 1988 y bajo las siglas de Alianza Popular. Fue el 26 de marzo, más de medio año después de convertirse en presidente regional y con José Ignacio Ceniceros como número dos. Ahora prefiere guardar silencio. Sobre todo porque él fue protagonista del único precedente de la situación actual: en el congreso de 1990, ya bajo las nuevas siglas, disputó el liderazgo de la formación a José Antonio González Garnica. Ganó. «Lamento que haya enfrentamiento», dice. «No es muy agradable. Yo también viví una situación así y es un tema muy olvidado. No quiero avivar viejos recuerdos», responde educadamente para poner fin a la conversación. No da opción a preguntarle por su candidato.
José Antonio González Garnica
«Me recuerda a 1990. Fue muy traumático»
Por aquello de las alusiones, entra en escena José Antonio González Garnica. Él fue el perdedor en el último amago de bicefalia popular. Pese al tiempo transcurrido, lo tiene marcado a fuego. «Me recuerda a aquello, fue muy traumático». Sobre todo, viene a justificar, porque él entró en política con vocación de servicio. «Me afilié sin pedir puestos. Otros lo hicieron y tuvieron un puesto y a otros que lo tenían se afiliaron...».
González Garnica sostiene que la pluralidad no es mala, lo malo es «el día después». Defiende para ese momento una gestión «generosa que olvide el enfrentamiento». «No hay -dice- un problema ideológico sino una forma de gestión, de cómo llevar el partido o transmitir esa ideología a los votantes». Por eso traslada una doble petición a los candidatos: «Que no haya descalificaciones y que el que gane acoja al perdedor».
¿Cuca Gamarra o José Ignacio Ceniceros? «El voto es secreto», apunta con un atisbo de sonrisa. «Son excelentes personas y quieren lo mejor para el partido», argumenta. «Otra cosa es que, después, un presidente del Gobierno de La Rioja no siga las directrices o ideología que su partido le ha marcado», cierra enigmático y sin matizaciones adicionales.
Sí insiste en su principal temor: la fractura interna. Él la sufrió. «Nuestra candidatura fue muy generosa, pero la ganadora fue muy vengativa» tras un congreso que «ni fue limpio ni democrático. Se hicieron cosas que no se tenían que hacer. No dijimos nada por no perjudicar al partido. Si hubiésemos actuado como los ganadores el partido habría estallado por los aires».
Luis Alegre
«La pluralidad es buena, pero es mejor la unidad»
Cuando uno busca en el archivo fotográfico imágenes históricas del Partido Popular de La Rioja hay una constante: en primer o segundo plano siempre aparece Luis Alegre. Como Emilio de Río durante los últimos años pero en blanco y negro. Luis Alegre fue, en 1993, el 'padrino' que acabó aupando a Pedro Sanz a la dirección del partido. Ahora está desilusionado y bastante apático ante un congreso en el que, reconoce, aún no sabe si votará o no. Tiene una semana para decidir.
Alegre no ve mal la diversidad, pero desde la unidad. Esto es, una lista única plural, petición compartida por varios de los 'históricos' consultados. «Siento que exista esta división y me produce malestar», admite Alegre, que recuerda que él fue una especie de 'fontanero' que en su momento trabajó en el 'lado oscuro' para fortalecer la estructura del partido. «Yo contribuí a alcanzar esa unidad y ahora me entristece la situación», recuerda antes de rechazar la pregunta obvia, la de si es más de Cuca o más de Ceniceros. «No tengo ninguna intención de inclinarme por uno o por otro y creo que no voy a asistir a la votación. Son personas con las que he colaborado estrechamente y con las que he compartido muchas vivencias políticas y personales».
Tirando de su buena memoria, asegura que los paralelismos entre el enfrentamiento González Garnica-Espert y el Gamarra-Ceniceros son escasos. «La situación era distinta y el partido venía de una época diferente», explica Alegre recordando el congreso nacional de 1990 en Sevilla -el del «Ni tutelas, ni tutías» de Manuel Fraga-. «Veníamos de una ruptura con el pasado y ahora los tiempos requieren otra cosa, me parece bien que se esté por la renovación, por la limitación de los mandatos...».
En esa situación, el gran perdedor podía ser «el partido». Por eso, reitera, «la pluralidad es buena, pero mucho mejor la unidad. Es más positiva, pero no desde la imposición férrea de las ideas, sino como una diversidad de criterios en una única lista». Ese es el escenario ideal para Alegre: «Lo ideal habría sido acordar una candidatura única. Parece que ha habido esfuerzos, pero... Me duele asistir a esta situación y quiero ser lo más pulcro posible con los dos».
Javier Pagola
«Siento una gran preocupación»
Javier Pagola es de los escuetos, de los que prefieren pasar rápidamente por la situación que afronta el partido. Quizá porque, como reconoce abiertamente, siente «una gran preocupación». Tiene pensado su voto, aunque prefiere no compartirlo. Pero en un momento como éste cualquier gesto y cualquier palabra son interpretados. Incluso hay quien dice que una ausencia es mucho más significativa que el acompañamiento a un candidato... «Esta situación es mala para todos. Al final todos somos muy amigos y optar por uno o por otra es complicado». Por eso también aporta su consejo: «Que se sienten los dos candidatos, ellos dos solos, y hablen para ver si son capaces de crear una lista de unidad. Hay tiempo y creo que sí serían capaces de llegar a un acuerdo».
Quien fuera alcalde de Calahorra, es de los que cree que el congreso «dejará pelos en la gatera», que habrá heridas que restañar, pero que no requerirán el ingreso del enfermo. «División interna no creo que haya. Solo espero que gane uno u otro y las cosas vuelvan a la normalidad».
Isabel San Baldomero
«Hay tiempo para todo en esta vida»
«Soy la única mujer», critica Isabel San Baldomero al periodista. Lo es. Las otras opciones no han fructificado. Tampoco se decanta, pero de su discurso se desprende cierto amargor con una de las dos candidaturas que no identifica. «He querido hablar con los dos candidatos y me falta uno de ellos para tomar mi decisión», explica.
La situación le molesta. Cree que están transmitiendo «un ejemplo triste» y que «tendrían que haber pensado que dentro de dos años hay elecciones, que hay tiempo para todo en esta vida y, sobre todo, pensar en La Rioja y en los compañeros del PP, que nos están haciendo pasar un mal rato». San Baldomero cree que todo eso se podría haber evitado y se pone como ejemplo: «Jamás he llevado algo al Senado que no haya hablado con todos los grupos políticos. Conseguía que se aprobara todo por unanimidad», recuerda. ¿Cómo se logra eso?, «hablando». «Tendría que haber largas conversaciones entre los candidatos y contar con nosotros. Habríamos coincidido en que lo mejor era una sola persona que llevara todo el programa acordado por los dos».
Dice querer a partes iguales a los dos candidatos - «no entiendo como se ha podido llegar a esto»- y explica que durante estos días ha hablado con compañeros del PP de otras regiones para llegar a una conclusión: «Ha habido una norma no escrita en el PP en la que el presidente del Gobierno era el presidente del partido. En ese caso debería ser José Ignacio». También incide en que la experiencia es un grado y en que la juventud en sí misma no es un argumento definitivo: «También cuenta el saber, la capacidad de trabajo, los conocimientos, saber dialogar...». Rechaza futuras fracturas o heridas y va más allá: «Sé que ha habido presiones en algún candidato para presentarse. Cuando en política te dicen lo bien que lo haces y lo contentos que están contigo son cantos de sirena».
José Luis Bermejo
«Posiblemente Cuca tenga más posibilidades»
José Luis Bermejo es otro de los que sale en muchas fotos. Su amplia carrera política le ha llevado de un lado a otro hasta disfrutar ahora de un segundo, tercer o cuarto plano en el que reconoce estar tremendamente a gusto. Viene a repetir los argumentos de Luis Alegre; unidad, partido fuerte, evitar fracturas... Pero asistirá y votará. ¿A quien? Asegura que no lo tiene decidido: «Posiblemente Cuca tenga mayores posibilidades porque, aparentemente, representa el futuro». Eso sí, de su predicción no se puede deducir su voto... O eso quiere trasladar.
Sí le gusta la pluralidad, la doble lista, siempre que las formas se respeten. «Me gustaría que hubiera habido unidad, un solo candidato, pero esto es propio de la libertad humana. Lo encuentro normal», defiende sin rasgarse las vestiduras enmarcando la doble candidatura en un reflejo de la democracia interna del partido. «El debate, si se lleva en buena lid y con ganas de construcción es positivo», apunta. «Antes de decidir mi voto quiero escuchar a los dos y que me digan qué planteamiento tienen para el partido y para La Rioja». Desea un partido «que vaya con los tiempos, con transparencia absoluta y con nuevas oportunidades de decidir» dentro de la organización. Democracia interna, transparencia y decisión, defiende. Lo que quiere, insiste, son «actitudes, no personas».
También descarta heridas terminales el día 2. «Todo cicatriza». La fórmula mágica es «humildad». «Debe haber una pugna sana y, en cuanto termine, el vencedor tiene que dar un abrazo al perdedor y, a partir de ese momento, todos a una».
Antonino Burgos
«Gamarra es la mejor opción de futuro»
Es el último, pero podría ser el primero. Antonino Burgos, antiguo consejero de Fomento y Política Territorial en tiempos de Sanz y relevado en marzo del 2016 por Ceniceros, es de los que habla claro. «Apoyo a Cuca Gamarra». Eso sí, con «sensaciones contradictorias» por la situación del partido y defendiendo «una lista integradora». ¿Y por qué Cuca Gamarra? «Es la mejor opción de futuro. Tuvimos un toque muy serio en las últimas elecciones avisándonos de que llegan tiempos nuevos y o cambiamos o no volverán a confiar en nosotros. Se necesita una nueva generación».
Pero esa nueva generación no implica la desamortización del equipo de Ceniceros, dice Burgos. «Si elegimos a Cuca, apoyará a muerte al Gobierno de La Rioja y el gobierno de José Ignacio Ceniceros tendrá que hacer lo posible para que el PP salga adelante. Mucha gente del equipo de Ceniceros no se quedará fuera».
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