Jorge Alacid
Sábado, 25 de marzo 2017, 17:42
Resta ya sólo una semana para que el PP celebre el congreso más incendiado de su historia reciente, lo cual se refleja así en el mundo analógico como en el digital: bullen los codazos vía web, auxiliados los incondicionales de ambos candidatos (José ... Ignacio Ceniceros y Cuca Gamarra) por las nuevas tecnologías para el duelo que libran en el éter: guasap va, tuit viene. Y florecen también las reuniones al viejo estilo, al modo riojano: merendero mediante, los dos aspirantes procuran convencer a los indecisos, a todos aquellos que pueden inclinar la balanza a su favor y sancionar que él o ella, ella o él, será quien releve a Pedro Sanz el día 1 de abril.
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Para entonces, deberá estar dilucidada la última etapa del actual proceso en que está embarcada la organización del congreso, cuya comisión preside Alberto Bretón, delegado del Gobierno: saber cuántos de los 2.735 afiliados inscritos pueden en realidad votar. Porque en el PP se han encontrado con todo tipo de situaciones cuando han empezado a cotejar si todos ellos cumplen con los requisitos para elegir entre Ceniceros y Gamarra. Una mayoría, en efecto, sí que reúne las exigencias establecidas por los estatutos del partido, pero luego se observa la presencia de afiliados inscritos por partida doble y otras irregularidades que complican la elaboración del censo definitivo.
En declaraciones a Diario LA RIOJA, Bretón avanzó el jueves que la cifra final de inscritos no variará demasiado de ese número mágico adelantado la semana pasada: los mencionados 2.735 afiliados. «Calculo que habrá finalmente unos 2.600, más o menos», aventuró, mientras aludía a la necesidad de evitar «posibles reclamaciones» para justificar que no se haya cerrado el recuento y reconocía que desde la organización se asumía que este tipo de contratiempos entraban dentro de las previsiones. «Pero el cotejo está ya muy avanzado», advertía.
Bretón, en todo caso, no adelantó cuándo concluirá esta fase de vísperas (vísperas de mucho) y se sabrá en el PP quiénes son los llamados, cuyo apoyo moviliza estos días a los candidatos según el manual de estilo seguido durante toda la campaña. Así, Ceniceros se mueve más bien entre bambalinas, sin descuidar su perfil en redes sociales, donde dispone del respaldo de sus seguidores para multiplicar su capacidad de llegada: ahí se le podía ver esta semana confraternizando en Huércanos y Uruñuela. Y Gamarra, afín también al universo digital, aprovechó ayer para presentar la web creada para su candidatura y, aunque con cuentagotas, programa bajo la luz pública algunos actos para postularse como presidenta: un par de ellos el fin de semana pasado, un tercero el martes y...
Se ignora. Se ignora de momento si habrá más convocatorias: como este es también un juego de pillos, entre los equipos de ambos aspirantes se mantiene cierta discreción sobre sus respectivos movimientos para no dar pistas al rival. Y las que ofrecen, adoptan a menudo un aire tan críptico que se precisa descodificador: José Luis Pérez Pastor, lugarteniente de Gamarra, publicó ayer en internet una referencia al llamado 'Problema de los generales bizantinos', donde incluía referencias a términos que de algo sonarán a los equipos de ambos contendientes: palabras como atacar o retirarse.
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Palabras como traición.
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