Rosa María -en el centro- y sus compañeras María José y Sonia posan para Diario LA RIOJA.

La rebelión de 'Las Kellys' llega a La Rioja

Una limpiadora de hotel impulsa la delegación regional del movimiento que lucha contra la precariedad del sector

María José González

Martes, 7 de marzo 2017, 19:34

A Rosa María Cortés le gustaba su trabajo y desea volver a disfrutar con él. Pero afirma que no puede. Hace dos años, el hotel para el que trabaja como camarera de piso externalizó el servicio de limpieza de habitaciones y zonas comunes y, « ... de la noche a la mañana», las condiciones laborales de la empresa multiservicios para la que desde entonces trabajan fueron empeorando de forma dramática tanto para ella como para sus tres compañeras (una de ellas ya está jubilada, aunque gravemente enferma). La presión se ha hecho «insoportable», cada jornada es «horrorosa» y «los partes y las sanciones son continuos para hacernos imposible la vida». A los daños morales se suman los padecimientos físicos. Todas en general sufren de la espalda: hernias discales, desgarros musculares en los hombros, hinchazones de las articulaciones y un largo etcétera de deterioros físicos que soportan a base de cócteles de antiinflamatorios y calmantes. «Cuando llegas a casa lo único que quieres es irte a la cama, porque estás molida físicamente y hundida anímicamente», dice. Y llorar: «Llorar mucho porque sales del trabajo con ataques de ansiedad; yo estoy de baja psicológica».

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Hasta que Rosa María ha dicho «se acabó». «Les estoy regalando mi vida y no pienso cederles un minuto más sin luchar», explica. Y por eso ha decidido liderar la rebelión de 'Las Kellys' en La Rioja, esto es, crear una delegación de la asociación nacida en España cuyo nombre proviene de un juego de palabras: 'la Kelly, la que limpia'.

El movimiento empezó en el 2014 a través de las redes sociales, pero no fue hasta el año pasado cuando se constituyeron como asociación. Cuentan con delegaciones en Barcelona, Benidorm, Cádiz, Fuerteventura, Lanzarote, Madrid y Mallorca, a las que esta semana se sumará la de La Rioja. Rosa María abrirá esta misma semana una página de Facebook y espera hacer visible una problemática que, según fuentes sindicales, afecta en La Rioja a unas 200 trabajadoras. El objetivo no es otro que aliarse en las redes para denunciar la precariedad, la sobrecarga de trabajo «brutal» y la eventualidad «que sufrimos a diario».

Temor a los despidos

Las que están sujetas al convenio colectivo de hostelería cobran una media de 1.165 euros al mes, pero la situación es especialmente dura para «las nuevas contratadas por las empresas multiservicios (no están obligadas a cumplir el convenio del sector) porque no llegan a los 800 euros y, encima, viven amenazadas y sobreexplotadas haciendo excesos de jornada y sufriendo un trato que es vejatorio». «Conozco casos de chicas que están trabajando de ocho de la mañana a nueve de la noche, pero el turno de tarde no aparece registrado ni firmado, y ellas no pueden decir nada porque temen ser despedidas», explica Rosa María. «Los abusos son tremendos», por lo que una de las principales reivindicaciones de la asociación cuando se constituya formalmente en La Rioja es «que aumenten las inspecciones de trabajo. «Y a las que estamos protegidas por convenio nos hacen la vida imposible, a ver si nos rendimos y nos vamos por voluntad propia para ahorrarse las indemnizaciones», se lamenta Rosa María.

La Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo (FeSMC) de UGT-Rioja profundiza sobre esta denuncia: la diferencia salarial «puede llegar a ser de hasta el 40%» y hay «actividades dentro del sector que están en el terreno de la economía sumergida». Por su parte, la Federación de Servicios de CCOO en La Rioja recuerda que las camareras de piso constituyen «la subcategoría más numerosa, feminizada, vulnerable y explotada del sector hotelero». Soportan «horas excesivas de trabajo sin remuneración adicional, acumulación de tareas, baja retribución, frecuentes episodios de acoso moral y sexual, y un bajo nivel de protección institucional».

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Rosa María ha sido la primera en dar el paso de denunciar públicamente «una realidad hasta ahora invisible». Su determinación es férrea y espera que una vez constituida la delegación de 'Las Kellys' en La Rioja puedan combatir juntas contra «lo debería ser excepcional y se ha convertido en una regla».

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