Un sistema que ideó el 'canciller de hierro' para frenar a los 'rojos'

Para buscar el germen del sistema de pensiones público que conocemos hoy en España hay que retrotraerse hasta la Alemania de 1889. Aquel año, el canciller alemán, Otto Von Bismarck, implementó un programa de seguro social para la vejez con el fin de neutralizar cualquier opción de que el movimiento obrero alemán replicase las protestas que en ese momento se estaban produciendo en los países del Este de Europa.

El 'mariscal de hierro' ideó un sistema de seguridad de los ingresos basado en los principios de la Seguridad Social que, en puridad, poco podía beneficiar a los trabajadores alemanes de aquella época: la edad de jubilación se fijó en los 70 años, cuando la esperanza de vida era de 35 años para los hombres y 38 para las mujeres.

En España, la materialización de las pensiones públicas vino determinada por el fracaso previo de algunas iniciativas privadas a través de las cajas de ahorro. Así que no fue hasta 1921 cuando se implantó el primer seguro social obligatorio en España: el Retiro Obrero. El Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez (SOVI) se implantó en 1947. Con la esperanza de vida en aquella época (38-40 años), la mitad de los obreros no llegaba a cobrar la pensión y la que sí, lo hacía sólo durante unos pocos años.

En enero de 1967 entró en vigor la Ley General de la Seguridad Social, pero fue en la década de los 80 cuando se llevaron medidas encaminadas a perfeccionar la acción protectora de sistema, entre ellas, la revalorización anual de las pensiones en función de la variación del IPC. En 1995 se firmó el Pacto de Toledo, que en la actualidad está estudiando la reforma de las pensiones.