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María José González
Lunes, 13 de febrero 2017, 22:21
La propuesta del Ministerio de Fomento de desviar de forma obligatoria la circulación del tráfico pesado de la N-232 a la autopista AP-68 reproduce una medida ya puesta en marcha en el 2013 en Gerona. En concreto, en el tramo de la ... N-II entre Maçanet y La Junquera (los camiones deben tomar la AP-7), que ha conseguido reducir el 75% el número de accidentes de tráfico mortales, según los datos del Ministerio de Fomento.
El último año completo en el que circularon camiones por el tramo gerundense de la N-II fue el 2012, que se cerró con 99 siniestros y trece muertos. El 19 de abril del 2013 comenzaron las restricciones (con una bonificación del 35% para los tráficos de tránsito y del 50% para los internos), no sin contestación por el sector del transporte catalán para quien Fomento «invitó a la fiesta, pero pagando nosotros». Así lo afirma el secretario general de la federación catalana de transportes Transcalit, Eugeni Mañes, quien avisa de que las restricciones al tráfico de camiones de gran tonelaje también se barajan para la N-240 (Lérida) y N-340 (Tarragona), lo que derivaría la circulación hacia las autopistas AP-2 y AP-7, respectivamente.
Como en el caso de la propuesta de la N-232 en La Rioja, el Ministerio de Fomento y la Generalitat (competente en carreteras) defendieron la oportunidad de restringir la circulación de camiones por la N-II en Gerona para reducir la siniestralidad. Sin embargo, las asociaciones de transportistas protestan «porque se incrementan los costes, es muy difícil trasladarlos al cliente y los descuentos no cubren el exceso de gasto de la autopista».
«Al final, el transporte paga la fiesta», apunta Mañes. «Si hay una insuficiencia de carreteras y de vías públicas, la responsabilidad le corresponde al Ministerio de Fomento como titular de la vías, no a las empresas privadas que las están utilizando», enfatiza.
Respecto a la seguridad, el representante de Transcalit precisa que «una cosa es la intervención de los camiones en los accidentes y, otra, su responsabilidad directa en ellos, que es mínima». «Lo que pasa es que no tiene la misma repercusión mediática un siniestro en el que esté involucrado un vehículo pesado que un turismo, y ahí está el quiz de la cuestión: las mercancías no votan y la población, sí», enfatiza.
Mañes conoce el planteamiento del Ministerio respecto a la N-232 en La Rioja y afirma que se trata de una propuesta similar a las que se barajan para la N-240 (Lérida) y la N-340 (Tarragona), «que tarde o temprano se aplicarán». «Pero -incide- no es un problema del sector del transporte; es un problema de la escasez de infraestructuras y de la falta de previsión por parte de las administraciones».
Al igual que en el caso de la N-232, en la N-II «también hay un proyecto de desdoblamiento desde hace años, pero los incumplimientos son perpetuos y ni se desdobla ni se hacen las obras necesarias». «Y lo mismo sucede con la N-240 y con la N-340», donde «hay tramos expropiados, otros pendientes de adjudicar y otros adjudicados, pero que no se acometen por falta de dotación presupuestaria». Así que «van a la solución fácil: sacar los de camiones de la carretera y un problema que se quitan de encima».
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