Los transportistas riojanos recelan de tomar por obligación la AP-68 y piden más apoyos

Menos condescenciente se muestra la Confederación Española de Transportes de Mercancías (CETM) en La Rioja sobre la propuesta y su pretensión de hacerla obligatoria. «Supone un trato discriminatorio con el transporte de mercancías por carretera, a la vez que se nos culpabiliza de la siniestralidad que lastra a la N-232», reflexiona su presidente, Javier Arnedo, para quien el coste de la medida penalizaría la ya elevada fiscalidad del sector además de empobrecer los negocios existentes a pie de la carretera. Entre otros muchos argumentos, Arnedo apunta el éxito de otras acciones de carácter voluntario como las implementadas en la AP-7 y muestra su disposición a consensuar soluciones y ayudas.

Tampoco la plataforma por la liberación de la AP-68 comparte la iniciativa, que califica de «burla». «La obligatoriedad del desvío para el transporte defiende los intereses de una empresa privada a costa del bolsillo de los contribuyente». «No atiende las peculiaridades de La Rioja ni contempla que tenemos menos kilómetros de autovía», añade en una nota. Por su parte, UPTA-Rioja cree que Gobierno central y regional «se ríen a la cara de los autónomos transportistas riojanos» con una medida que carece de consenso. Desde Arnedo, su alcalde Javier García se confesó «decepcionado» con De la Serna. «Ha venido a decir que le preocupa la N-232 pero que no piensa hacer nada (...) La Rioja sigue siendo el patito feo en materia de infraestructuras».