Vivienda unifamiliar proyectada por Echavarría en la urbanización Piedralgallo, de Logroño

El arquitecto que retaba al tiempo

La muerte de José Alfonso Echavarría invita a un repaso de su obra

José Antonio Del Río

Sábado, 28 de enero 2017, 21:37

Con la misma discreción con la que se condujo en sus años, muchos, de vida, el arquitecto José Alfonso Echavarría Macua fallecía hace una semana en Logroño, la ciudad a la que pertenecía y en la que dejó muestras significativas, además de su calidad humana, ... de su sobresaliente quehacer como proyectista.

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Nació en la chilena Antofagasta, donde su padre, Rufo Echavarría, de Berceo, había puesto en marcha la librería 'Española', fue cónsul e hizo notable fortuna antes de regresar a Logroño en algún momento de las primeras décadas del pasado siglo. Un año 'indeterminado' porque tal fue la voluntad del ahora finado, qu prefería retar al calendario a entretenerse en fechas y datos relativos a la edad propia o ajena, algo que trasladó a su obra, adelantada, sin duda, a su propio tiempo y capaz de permanecer vital y joven mucho tiempo después de ser creada. Se sabe, sí, que en 1951 se licenciaba en arquitectura en la escuela de Madrid y que en la capital de España ejerció un par de décadas para volver a Logroño en los primeros 70 como profesional consagrado. Consiguió entonces la plaza de arquitecto de la extinta Diputación Provincial desde donde dio forma a algunos de los proyectos con que Rufino Briones trató de modernizar una ciudad de provincias de las de la época, rancia y gris. Tal fue la creación del Colegio Universitario de Logroño. Echavarría puso su saber al servicio del proyecto y donde había una antigua y decrépita residencia de oficiales en la calle Obispo Bustamante nacía el embrión de la hoy mocita Universidad de La Rioja. Una edificio aún ahora destacado por arquitectos de generaciones posteriores que, como el exdecano del COAR, Domingo García Pozuelo, u Óscar Reinares, por citar un par de ejemplos, se declaran abiertamente admiradores del, para algunos, mejor arquitecto logroñés de su tiempo.

Autor también en esa etapa de la reforma del Hos- pital Provincial (ahora, Hospital de La Rioja), no se prodigó, sin embargo, en exceso en la actividad privada, aunque dejó algunas muestras que son singularmente consideradas. Así, el unifamiliar que levantó en la pionera urbanización de la carretera de Soria (hoy avenida de Madrid) Piedralgallo es tenido por algún colega como el mejor, sin ambages, de los de su especie entre los construidos en la región durante el pasado siglo tanto por el continente, un juego de cubos organizados como por una distribución interior modélica.

Una casa de campo levantada en la avenida Lope de Vega (Circunvalación sur) para uso familiar (hoy desaparecida) fue objeto de la atención de colegas y estudiantes por su sobrio racionalismo y por su perseguido mimetismo con la naturaleza del entorno.

Pero quizás la obra más conocida de Echavarría sea el edificio de viviendas del 41 de Vara de Rey, una fachada, lineal, limpia y serena, con una elegante galería de terrazas considerado «uno de los buenos ejemplos de la arquitectura residencial de nuestra ciudad», en opinión de García-Pozuelo.

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