Los trabajadores del Museo denuncian a su directora por «acoso»

Según cuentan en la nota, desde que (primero en 2014 y luego en 2016) los trabajadores denunciaron lo que califican como "negligencias en el cuidado del patrimonio e instalaciones del museo". La denuncia es que a partir de ese momento, "y como represalia", Sánchez Trujillo ha venido ejerciendo "un comportamiento generalizado de maltrato hacia sus trabajadores, lo que puede calificarse como acoso psicológico en el trabajo".

Además, Comisiones denuncia "las represalias, los malos tratos y las discriminaciones, hasta llegar a los insultos y amenazas a algunos trabajadores", pero por parte del marido de la directora, "ajeno al museo pero con presencia permanente en él.

EN la nota del Comisiones se cuenta que el "detonante" de la situación de tensión actual fue la apertura de un a exposición de arqueología de Logroño, el mes pasado. Entonces los trabajadores constataron "las inundaciones producidas en el almacén de arqueología los días previos a la inauguración, debido a las intensas lluvias, y que ponían en peligro el material".

Sin embargo, cuentan, Sánchez Trujillano hizo "caso omiso", a lo expuesto por los trabajadores, que entonces decidieron comunicarlo al director general de Cultura. La reacción de la responsable del Museo fue, siempre según la nota de CCOO, llamar a su despacho a uno de los empleados "para reprocharle gritando dicha comunicación".

Además el marido de Sánchez Trujillano, "que se encontraba como de costumbre en una zona restringida del museo", insultó "gravemente a dicho trabajador", e incluso "increpó al subalterno de la puerta unos días más tarde". La nota afirma que los trabajadores tienen "un temor justificado ante la presencia de este señor, que nada tiene que ver con la institución".

CCOO afirma que estos episodios sólo son la última muestra de una situación enquistada durante años. Los trabajadores denuncian que algunos miembros de la plantilla son ignorados "a la hora de hacer comunicaciones a toda la plantilla y de asignarles tareas y les ordena funciones que no corresponden a su categoría profesional". Además, cuentan, "les dispensa un trato inapropiado, negando el saludo o incluso la palabra a alguno de ellos y refiriéndose a ellos mediante insultos y menosprecios. No tramita a tiempo los días de libre disposición, retrasa el pago de los festivos y la entrega de los uniformes de trabajo y tampoco tramita las quejas que se presentan (ni del personal ni de los visitantes").

El clima, afirman, "es tan tenso que nadie se atreve a cuestionarle nada e incluso algunos trabajadores están viendo afectada su salud, por el estado de nerviosismo y ansiedad que sufren".