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Carmen Nevot
Lunes, 19 de diciembre 2016, 22:33
Los horarios y la conciliación han irrumpido con fuerza en la agenda política. No es nuevo, pero va tomando cuerpo. El lunes pasado la ministra Fátima Báñez se comprometió a impulsar un pacto nacional para que la jornada laboral termine a las seis de la ... tarde, una medida que permitiría a día de hoy la utópica conciliación y que básicamente consistiría en seguir la misma senda que nuestros vecinos europeos.
En La Rioja escuchan con cautela la propuesta, incluso algunos con recelo, aunque tanto patronal como sindicatos no ven con malos ojos que la jornada laboral concluya a las 18 horas, siempre y cuando se decida en el marco de la negociación colectiva y se respeten las necesidades de cada sector. Nada de imposiciones ni por parte del Gobierno ni de los partidos políticos. Sea como fuere, no será de fácil aplicación y tardará mucho tiempo en implantarse.
Jaime García-Calzada, presidente de la Federación de Empresarios de La Rioja (FER), asegura que la racionalización y flexibilización horaria en el trabajo es un tema que les preocupa, pero debe abordarse «con la mayor reflexión posible en el marco del diálogo entre los agentes económicos y sociales y los representantes de los empresarios y los trabajadores. No desde la imposición del Gobierno o de los partidos políticos».
De entrada, cree que la propuesta debe desarrollarse en el ámbito de la negociación colectiva de cada sector empresarial porque en unos será factible y en otros no.
La medida, en opinión de Florencio Nicolás, director general de la Cámara de Comercio de La Rioja, es a priori buena, aunque tiene muchos matices. «No será de fácil aplicación y tardará en implantarse». Son muchos los factores a tener en cuenta, pero el principal es el enorme peso del sector servicios en la economía del país y, por ende, en esta comunidad. Eso sin contar con que «supondría un cambio radical en los hábitos de vida de España» y que implicaría a algunos sectores y a otros no. Entre los que se quedarían fuera: sanitarios, seguridad, transportes, ocio, hoteles.... La lista de 'peros' para la Cámara de Comercio es larga porque también debería tenerse en cuenta el impacto económico que tendría en las empresas la flexibilidad horaria propuesta por Fátima Báñez y que forma parte del acuerdo con Ciudadanos que permitió la investidura de Rajoy.
El adelanto del fin de la jornada laboral es «positivo y necesario», pero la propuesta de la ministra de Empleo es «insuficiente». Quien así habla es Juanjo Bárcenas, secretario general de UGT. A su juicio, no se puede hablar de un pacto de estado sobre esta cuestión mientras no se derogue la reforma laboral. Tampoco se puede impulsar una medida de estas características mientras, por otro lado, se aprueba la liberalización de los horarios comerciales.
Comparte la tesis de la patronal y todos los acuerdos que se alcancen en este sentido deben hacerlo en el marco de la negociación colectiva, adaptando la flexibilización horaria a las características de cada sector.
No obstante, cuestiona si detrás de las palabras de Báñez se esconden otros motivos: «¿Se está pretendiendo rebajar costes salariales ahorrando costes de energía? Igual vendemos una cosa cuando queremos otra», asegura.
Jorge Ruano, secretario general de CCOO, entona un «todo es posible» e ilustra su comentario con el ejemplo de la Ley Antitabaco y es que cuando se aprobó «todos pensamos que en España era inviable y ahora nos hemos acostumbrado a ella». Claro que para que sea una realidad debe ir acompañada de un marco legal «para que podamos ir adaptándonos, porque la voluntariedad en estas cuestiones no funciona», asegura.
La propuesta choca de frente con el decreto de liberalización de horarios comerciales porque «si tenemos ese tipo de permisividad es complicado que nos tomemos en serio este tipo de cuestiones». Y una vez que se acuerde el nuevo marco legal, el adelanto del fin de la jornada laboral tendrá que ser debatido en el seno de la negociación colectiva.
Los autónomos tiene mucho que decir. Fernando Melchor, presidente de ATA-Rioja, cree que es «una cuestión viable siempre que podamos adaptarnos al cliente». Además, la libertad de horarios debería tener una regulación más restrictiva como tienen en Inglaterra, Irlanda o Alemania. «Aquí nos encontramos con que un pequeño comercio se ve desbordado para competir con los horarios de las grandes superficies, lo que supone al final es el cierre de los comercios». De acuerdo con sus datos, en La Rioja hay unos 25.000 autónomos y no todos podrán amoldar sus negocios al horario europeo, sobre todo aquellos dedicados a restauración y hostelería.
«Inviable total»
Francisco Martínez Bergés, presidente de Hostelería Riojana, es más tajante. Desde su sector, la idea es «inviable total porque ni restaurantes ni cafeterías pueden cerrar a las seis de la tarde. No se entendería que un restaurante no diera cenas». Recurre a los hábitos y costumbres de los españoles y de los riojanos porque «si salen a las seis de la tarde no van a estar en casa hasta el día siguiente, lo que quieren es tomarse una cerveza con los amigos, los vecinos... y eso lo hacen en los bares, como lo hemos hecho los españoles toda la vida». En definitiva, la medida «puede ser para ciertos gremios, para otros es inviable». Además, se pregunta si alguien se ha parado a pensar en todos los puestos de trabajo que desaparecerían.
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