Un grupo de escolares atiende al profesor en clase.

Atención a la Víctima alerta del auge de la violencia de género entre adolescentes

Los expertos avalan la existencia de una «cifra negra» de maltratos consentidos en menores de 17 años

Luis J. Ruiz

Jueves, 24 de noviembre 2016, 18:46

No hay un patrón. Son casi tantos como casos de violencia de género se producen entre adolescentes. Casi nunca está presente la agresión física. Hay una razón: no existe convivencia bajo el mismo techo, dicen quienes trabajan en el día a día con estos casos. ... Habitualmente son psíquicos -coacciones, amenazas, presiones, anulación de la personalidad- y de manera casi unánime la víctima es mujer. Hasta Servicios Sociales, Policía Nacional o la Oficina de Atención a la Víctima llegan casos de todo tipo: prohibición de hablar con otros chicos o chicas, control del teléfono móvil o de las redes sociales, cambio de hábitos o de vestimenta de manera forzada y, en los casos más graves, obligación a mantener relaciones sexuales.

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La responsable de la Oficina de Atención a la Víctima, Bárbara Romo, habla de dos cifras. Por un lado la de casos atendidos por violencia de género entre adolescentes: 10 durante el 2015; 8 hasta el 31 de octubre. Son los más graves, en los que ha intervenido la Justicia. La otra, quizá más preocupante, es la gran desconocida. Romo se refiere a ella como «cifra negra»: son el resto de casos que existen pero que, bien por que las víctimas no son capaces de identificar o porque consideran que el amor es sinónimo de celos o de control no salen a la luz. El problema, alertan los expertos, es que no se puede banalizar: puede ser solo la semilla que empiece a germinar para desembocar, con el paso del tiempo, en un caso de violencia de género de mayor gravedad.

Además, abundan desde Servicios Sociales, esa cifra negra lo que esconde en muchas ocasiones es consentimiento de la víctima, realidad que, estando presente en toda la sociedad, es más frecuente en grupos de población muy concretos.

Tres indicadores

Romo explica que tres son los indicadores que pueden alertar a las víctimas de que la relación de pareja no fluye como debiera: el control, el aislamiento y los celos «son conductas que se repiten y que realmente son el inicio de una relación adulta de maltrato». La responsable de la Oficina de Atención a la Víctima reconoce que «ha aumentado el número de casos de violencia de género entre adolescentes» y que hasta sus dependencias han llegado «casos de jóvenes de 13 años de edad».

En lo que tampoco hay mucha variación es en el perfil del agresor. Son mayoritariamente chicos los que ejercen esas conductas de control y aislamiento de su pareja. «Hay casos, pero como pasa entre adultos, son menos en los que ellos son la víctima», dice Romo, que explica que cuando le llega un caso de adolescentes la atención es integral (asistente social, asesora jurídica y atención psicológica) y se modula en función de las necesidades individuales de cada persona.

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El gran reto es, por un lado, detectar esa violencia entre los adolescentes y, por otro, trabajar desde la base para erradicar esas conductas. «Son jóvenes y muchos no saben cómo reaccionar o consideran que son normales algunas cosas que no lo son», dice Ana Rosa Ruiz-Bazán, profesora de Religión del IES Escultor Daniel de Logroño. Junto a ella, Neli Aramendía, orientadora del mismo centro, habla de coeducación (educar desde la igualdad entre sexos y obviando estereotipos, roles o ideas preconcebidas en función del sexo) y de la necesidad de «trabajar las relaciones sanas de pareja destruyendo mitos como el del amor romántico o el del amor eterno». Por eso las dos elogian la puesta en marcha del programa 'Relaciones Positivas' que ha impulsado el Ejecutivo. Sobre todo porque, asumen, los alumnos tienen un comportamiento dentro del centro y otro, diferente, más allá del recinto educativo, ámbito en el que pueden aplicar las técnicas y recursos que el programa -en el que participarán todos los alumnos de 3º de ESO de La Rioja- les aporta.

«Vimos que era necesaria una labor preventiva», abunda Romo a la hora de explicar el programa, «y que había que empezar en 3º de ESO, que es cuando surgen las primeras relaciones de pareja». Así, enfocado desde un punto de vista positivo, el programa piloto arrojó resultados más que positivos ya que los jóvenes comenzaron a detectar los celos, aprendieron a poner en marcha ciertas estrategias o a gestionar una ruptura sentimental.

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Conrado Escobar, consejero de Políticas Sociales, Familia, Igualdad y Justicia, insiste en que los primeros resultados son «satisfactorios» y reitera la necesidad de que los jóvenes «abran los ojos» para detectar estas realidades. «Deben tener claro que el control no es sinónimo de cariño, ni celos de amor. Lo que hemos hecho ha sido que forme parte del currículo de los alumnos después de comprobar que había una anomalía en las relaciones afectivas de los adolescentes», completa.

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